Perder un ser querido cuando vives en otro país

Perder un ser querido cuando vives en otro país


Lo que nadie te dice de vivir lejos, ya sea en otro país o en otra ciudad, es que no todo es tan bonito. O que lo que no es fácil no es lo que te imaginas, como que te va a hacer falta tu comida, tu perro y estar con tu familia y amigos en persona para tomarte un té. Esas cosas son remediables.

Al perro te lo puedes llevar, probablemente. A menos que no sea tuyo.

De la comida te pueden llevar algunas cosas, cuando te visitan. Y si te das las suficientes mañas, probablemente haya un mercado en tu nueva ciudad donde vendan todas esas cosas que pensabas que no ibas a probar en meses.

De estar con tus amigos y familia… Vives en el siglo XXI. Puedes hablar con ellos a cualquier hora. Puedes hasta ver tele con ellos. Aquí puedes ver ideas de cosas para hacer en una relación a distancia, y aunque están pensadas para parejas, la mayoría también aplica a familiares y amigos.

El problema está en las cosas que no son remediables. En las que ya no puedes estar. Las que ya no puedes cambiar. El tiempo que no puedes regresar.

Perder a un ser querido cuando vives lejos

Cómo manejar la pérdida de un ser querido cuando vives en otro país


¿El ejemplo más perfecto y más triste de todos? Cuando pierdes a un ser querido y no hay forma, ni tiempo, ni nada para ir y estar con los que quieres en ese momento y tienes que seguir con tu rutina así estés triste y le des vueltas a cómo deberías estar allá. Porque le vas a dar vueltas, y va a ser feo, y no, no vas a poder hacer nada. De pronto, si es el mismo país, vas a poder viajar a tu ciudad o la ciudad que sea y es menos feo. Pero a veces no es tan sencillo.

Caso personal: mi tío abuelo padrino

Como cuando murió mi padrino a principio de año y no era posible, ni en tiempo, ni en logística, ni en dinero, ni en nada, ir a Medellín para estar con todos. Lo más sensato fue seguir en el trabajo y cumplir con lo que tenía pendiente, acordarme de él y de los ratos que pasamos juntos.

De la última vez que hablamos, el 31 de diciembre, y de la última vez que nos vimos, cuando mi hermana se casó. De la vez que, hace años cuando mi abuela todavía vivía, pasamos juntos un año nuevo en el que jugamos e hicimos bromas con unos calzoncillos amarillos.

Cuando lo visitaba en su consultorio cuando era niña y veía los mil payasos de porcelana. Y mi primer libro de cocina, uno de Nestlé, que me regaló cuando era bien chiquita y del que todavía preparo recetas.

Cómo tomaba té negro, sin azúcar. Y era el que más hablaba de la ascendencia inglesa del abuelito Octavio y, por tanto, de toda la familia. De esa vez que fuimos a su casa a ver un partido de fútbol (el primero que recuerdo haber visto completo), en una Copa América o algo así.

De su estudio, lleno de libros de pediatría y diplomas y premios que le dieron a lo largo de su carrera. Su colección de nacimientos, a la que contribuí algunas veces.

Al final, era mi tío abuelo padrino favorito. Nunca lo vi tanto como lo podría haber visto, pero tengo muy vívidos de todas las veces que lo vi y que hablé con él. Y estar lejos cuando murió (y luego el resto de semana espantosa que fue) creo que es lo que más lejos me ha hecho sentir de casa en mucho tiempo.

¿Qué puedes hacer cuando pierdes a un ser querido y estás lejos?

Estar en contacto con los que quieres, estén donde estén. Habla con ellos lo que necesites, deja que te cuenten qué va pasando en tu ciudad, cómo está la familia.

Ocuparte. No sirve de nada darle y darle vueltas a algo que no puedes cambiar

Buscar formas para darte un espacio para estar con el dolor y relajarte. Suena contradictorio con el punto anterior, pero no lo es. Una cosa es no martirizarte innecesariamente, otra muy distinta es hacer tu duelo.

Cuéntale a tus compañeros de trabajo o estudio más cercanos, para que te puedan apoyar si es necesario. Tener una red de apoyo, sobre todo si estás lejos y pasando un momento difícil, es importante.

Recuerda momentos queridos e importantes que hayas pasado con la persona que perdiste y escríbelos o regístralos de alguna forma.

Descansa y come bien. Es el primer paso para sentirte algo mejor. Tu cuerpo necesita estar bien para que tu mente pueda seguirlo.

Escríbele una carta a la persona que perdiste. Cuéntale la importancia que tuvo para ti. Sí, no la vas a poder enviar para que la lea, pero es el hecho de poder comunicar la importancia que tuvo la persona, así sea solo para ti.
Respira profundo

La vida, aunque no lo creas, va a seguir. Como cuando moría un familiar de la misma ciudad en que vivías, el dolor poco a poco va a ir disminuyendo. Vas a recordar a esa persona en momento felices y tristes y eso está bien. Cuando por fin puedas ir a casa, puedes visitar a esos familiares que quedaron y recordar historias de esa persona. Por ahora, que estás lejos y te sientes impotente, trata de estar bien dentro de lo posible.

Fuente: este post proviene de Atole y té, donde puedes consultar el contenido original.
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