HISTORIA DE UN MOMENTO MÁGICO
El maestro se movía de forma brusca por la plataforma del elevado andamio. Parecía nervioso y ofuscado. El semblante serio, las comisuras de los labios torcidas debajo de una nariz rota y hundida, la barba descuidada, el entrecejo fuertemente fruncido y los pequeños ojos habitados por una mirada inhospita. Miguel Ángel Buonarroti soltó un bramido en cuanto divisó a su sirviente alcanzando el último tablón de la complicada estructura de madera que lo sostenía.
- Cósimo, ¿por qué has tardado tanto? Estoy cansado de esperarte. Solamente tenías que traerme el "bianco di San Giovanni" y el verde que dejé encima del arcón.
- Maestro, fui a casa por vuestros pigmentos y aquí están. Deberíais descansar un poco. Lleváis horas encaramado a ese voladizo y es imposible que podáis continuar si seguís empeñado en no probar bocado. Si me dejáis, podría ir dando las veladuras que vos me indiquéis.
- ¡Te he dicho mil veces que no vas a poner nunca tus manazas sobre mi obra! ¡Ni lo sueñes!
La voz violenta de Miguel Ángel retumbaba en lo más alto de la bóveda de la capilla.
- Maestro, solo quiero ayudaros. El Papa vendrá a ver vuestro trabajo y vais muy retrasado. Yo podría ir haciendo las grandes manchas de color sobre cada jornada. Así podríais concentraros en esa escena que os tiene obsesionado.
- No menciones a ese demonio. ¡Es un manipulador! Pasé 8 meses encerrado en las canteras de Carrara eligiendo las mejores piedras para llevar a cabo el proyecto de su mausoleo y, después de posponer el encargo, me pide que recubra de frescos estos techos. Mientras tanto, mis piedras suspiran por tener vida propia y mis manos ansían volver a coger el cincel.
- Sois muy testarudo, maestro. ¿Acaso vos no comenzasteis también en el taller del maestro Girlandhaio? Os lo ruego, dejadme ayudaros una sola vez. Os demostraré cuanto he aprendido de vos.
- Cósimo, no te lo vuelvo a repetir. Tus manos no están hechas para manejar los pinceles. Deja de holgazanear si no quieres ver aparecer esa tan comentada ira que me acompaña siempre. Y prepáreme de una vez las aguadas con los colores que te he pedido.
- Enseguida maestro, pero tal vez queráis descansar un poco y probar lo que os he traído. Me entretuve en casa un momento para terminar este POTAJE CON CASTAÑAS Y TOMILLO. No encontré ningún hueso rancio que echar al guiso pero os sentará bien. Todavía está caliente.
- Trae aquí. Déjame que lo pruebe. ¡Hoy estás muy pesado! ¿Acaso me has perdido el miedo que todos dicen que inspiro?
- No maestro. No es miedo lo que me inspiráis, sino admiración.
Miguel Angel comenzó a tomar aquel humeante y reconfortante potaje sin notar que poco a poco el cansancio acumulado ganaba terreno. Cuando terminó la última cucharada, se recostó sobre una de las estacas verticales de madera y se dejó vencer por el sueño mientras Cósimo limpiaba suavemente una mancha de pintura que tenía sobre la frente.
De repente desperté sobresaltada y con un ligero dolor en mi mano derecha. Encendiendo la luz pude observar que en ella sostenía un fino pañuelo de lino blanco. Aturdida todavía por las imágenes tan reales que creía haber vivido, esbocé una pequeña sonrisa al comprobar que había compartido un "momento mágico" con una persona muy especial.
EL RETO
Tengo que dar un millón de gracias a Gemma Vilabrú, de Fogons, por haberme pasado el testigo de este estupendo desafío: ¿Quién viene a cenar?
Hace 20 días ella nos sorprendía con un genial post y la preparación de una receta de Boeuf Bourguignon para recibir al fotógrafo Henri Cartier-Bresson.
El personaje con el que me ha retado no es otro que Miguel Ángel Buonarotti, quien para mí significa tanto como para un pirómano una cerilla. ¡Es una persona muy especial!
Antes de estudiar restauración ya me había leído dos biografías suyas y una novela en la cual era aludido constantemente. El renacimiento siempre me ha parecido una época de la historia muy mágica, aunque ahora ya tengo otras preferencias y la Edad Media me deja también muy tocada.
Desde el principio tenía muy claro que mi especialidad en la carrera iba a ser pintura, pero lo más asombroso de todo es que yo iba de cabeza a por la pintura mural. Nada de batita impoluta y caballete con un lienzo manejable. No, yo soñaba con andamios, con figuras de tamaño descomunal, con cal y yeso. Estaba y estoy enganchada con todo tipo de estucos. En fín, nada muy femenino.
Durante años, muchos de mis compañeros me aguantaron escuchando constantemente un sueño repetitivo: trabajar en la restauración de la Capilla Sixtina, aunque solo fuera para recoger del suelo los algodones utilizados por los restauradores. Cualquier cosa con tal de estar a 10 cms. de las pinturas.
Y llegó el día en que por fín me tocó restaurar una bóveda. No era la Sixtina, pero lo disfruté igualmente. Para poder acceder a la misma, teníamos que subir unos siete tramos de andamio hasta llegar a una plataforma central, y encima de ésta encontraba colocado otro tramo para poder trabajar sobre el propio techo. La altura: tremenda. Os aseguro que antes de iniciar la escalada revisábamos todo lo que fuéramos a necesitar (Supongo que ya me habréis reconocido: la del pañuelo en la cabeza).
Hace unos cuantos años asistí a un curso en la Universidad de La Laguna impartido por Gianluigi Colalucci, Director del proyecto de restauración de la Capilla Sixtina y Asesor de los Museos Vaticanos. Era un tema técnico sobre la limpieza de las pinturas de Miguel Ángel. En cuanto pude, le hablé de mi fijación con Miguel Ángel y de lo que me hubiera gustado subir con él para ver las pinturas de cerca. Lógicamente yo me fuí cargada con uno de mis libros favoritos, y le pedí que me lo dedicara. "A Elena con stima e molta simpatia". Bueno, finalmente no pude llegar a los diez centímetros de distancia de las pinturas, pero pasé unas horas maravillosas escuchando todos los detalles de la restauración de la persona que había liderado dichos trabajos.
Y sin enrollarme más, os dejo con mi receta del POTAJE CON CASTAÑAS Y TOMILLO.
INGREDIENTES:
250 gr. de garbanzos
250 gr. de judías blancas
12 castañas pilongas
Aceite de oliva virgen
2 dientes de ajo
Tomillo fresco
Comino
Perejil picado
Harina
Pimienta
Sal
1 punta de jamón (no utilizada en esta recta)
Poner a remojo las judías blancas y los garbanzos la noche anterior. Escurrir antes de utilizarlas. Dejar las judías en una cazuela con dos litros de agua fría. Calentar y, cuando el agua esté templada, añadir los garbanzos. Cocer a fuego lento entre 1 hora y hora y media. Añadir las castañas a media cocción y ponerle sal.
Cuando las legumbres estén cocidas, en una sartén aparte freir con aceite los dientes de ajo picaditos en trocitos pequeños. Poner una cucharada de harina y rehogar bien evitando que todo se tueste en exceso. Añadir una cucharada del caldo de cocer las legumbres, un poquito de comino y el tomillo fresco bien desgranado. Mezclar e incorporar esta picada a la cazuela. Rectificar de sal, añadir la pimienta molida y dejar cocer unos 15 min. Para terminar, espolvorear con perejil picado y servir muy caliente.
Si no se tienen castañas pilongas también se pueden utilizar las del tiempo. Solo habrá que pelarlas y poner a cocer unos 30 min. La receta es de una revista muy antigua y en casa la hemos tomado ya algunas veces.
Esta sería la versión para mi querido Miguel Ángel. Simple, sencilla, barata y realizada por un chiquillo que ansiaba poder coger un pincel en lugar de preparar guisos. Si queréis probarla en casa os aconsejo que añadáis una punta de jamón para darle más contenido al potaje.
Espero que os haya gustado. Y para que entendáis mi "momento mágico", os pongo un poco en situación.
EL INVITADO
El Papa Julio II encargó a Miguel Ángel la pintura de la bóveda de la Capilla Sixtina cuando éste estaba en la treintena y ya se había ganado una reputación como escultor. Tardó 4 años en terminar el proyecto y no permitió la ayuda de casi ningún colaborador.
Comenzó el trabajo sin ganas, puesto que su cabeza seguía centrada en los bocetos del mausoleo del Papa. Hombre en continua superación fue subiendo su implicación a medida que se desarrollaban los esbozos de las escenas. En total, hay algunos cálculos que hablan de unos 540 m2 de pintura realizados por una de las grandes glorias del arte.
Pintar un techo no es fácil, pero si encima éste es abovedado la cosa se complica. En algunas zonas tuvo que pintar tumbado sobre las tablas de madera. Fue un auténtico reto para una persona con un enorme sentido trágico y en constante búsqueda de la belleza moral.
Miguel Ángel realizó un auténtico estudio anatómico de sus personajes y a través de la musculatura nos mostró su visión de un mundo lleno de energía, de fuerza interior y pasión. También de aislamiento y de constante superación.
Soy consciente de que no es el personaje amable y divertido que a mucha gente le hubiera gustado tener sentado a su mesa. Por el contrario, mi invitado fue un ser irascible, violento, huidizo, complicado, orgulloso y terco. Por eso mismo, consciente de que nunca abandonaría su andamio para venir a visitarme, he preferido acercarme a Roma y llevarle personalmente un plato caliente. Yo tampoco comparto esos rasgos de su personalidad, pero artísticamente me parece todo un genio.
LA RECETA
Dentro de la cocina italiana hay muchas referencias a las lentejas con castañas. En mi caso, he preferido cambiar los ingredientes principales pero manteniendo ese base sencilla, parca y austera de un plato caliente realizado por un joven sirviente. Os aconsejo que le agreguéis una punta de jamón. El potaje no puede ser más rico. La mezcla del tomillo fresco y el orégano le da un sabor buenísimo. Y la mezcla de castañas con las alubias y garbanzos es fantástica.
EL RETO CONTINUA
Hace ya unos meses, Patricia, del blog Dime que es viernes, lanzó un nuevo DESAFÍO en forma de juego de blogueros encadenados. ¿Qué harías si viniera a cenar a tu casa un determinado personaje (real o de ficción)? Hasta el momento hemos compartido mesa con estos personajes:
Dime que es viernes y La Caperucita roja
Tia Alia Recetas y Cocó Chanel
Cocido de Sopa y Ángela Merkel
Circus Day y Alberto Chicote
La cocina de Babel y Quasimodo
Rústica y Sherezade
April?s kitch y Mahatma Gandhi
La cuina violeta y Norman Foster
Fogons y Henri Cartier-Bresson
El desafío debe continuar y me toca pasarle el testigo a otro maravilloso blog. Estoy segura de que el personaje que he elegido lo va a bordar.
Comienza el desafío:
Y le paso el reto a Beatriz, del blog To be gourmet
¿Y quién viene a cenar? ... PAPA NOEL
Desafío en marcha... tienes 20 días, tic, tac.
Nos vemos dentro de poco