El Baklava es un dulce típico de países árabes, especialmente Turquía. Se trata de un pastel elaborado con frutos secos triturados, normalmente nueces o pistachos, extendidos sobre una masa filo y bañados con un jarabe de miel.
Revisando la historia podemos saber que este dulce procede del imperio asirio y que posteriormente se fue modificando e introduciendo en diferentes culturas debido a las numerosas invasiones que se han producido a lo largo del tiempo.
En el pasado el baklava se consideraba un postre al que únicamente podían acceder las personas de una cierta condición monetaria ya que los frutos secos suelen ser un alimento elevado de precio y no accesibles por todos los bolsillos. Además, se creía que tenia propiedades que ayudaban en temas amorosos, en parte por algunos de los ingredientes que se utilizan y sus cualidades afrodisiacas.
En mi opinión, este postre es una auténtica delicia, yo lo he probado en Londres y recomiendo que lo hagáis o, que si no disponéis de tiempo, lo compréis. No os arrepentiréis.
A continuación, comparto con vosotros mi propia receta para hacer baklava, los ingredientes y los pasos a seguir.
Ingredientes
- Varias laminas de pasta filo. Tenéis que tener en cuenta cuántos queréis hacer o cuantas personas vais a ser.
- Pistachos, unos 300 gramos más o menos
- Mantequilla sin sal, 200 gramos.
- Miel, aproximadamente media taza de café. Si puede ser miel ecológica, mucho mejor, puesto que es uno de los ingredientes estrella de esta receta y tenemos que tener plena confianza de que la miel es de buena calidad y 100% natural. Tampoco nos pasemos con la cantidad ya que la miel es un alimento muy dulce y no tener que visitar a nuestro dentista antes de tiempo.
- Una cucharadita de canela
- Azúcar, una taza
- Agua, una taza
Pasos
1. Descongelar las láminas de pasta filo, de acuerdo con las instrucciones del paquete, aunque yo recomiendo hacerlo por la noche y dejar que se descongelen en la nevera. A continuación, se deben dejar estiradas fuera de la misma durante una hora para que estén a temperatura ambiente y podamos trabajar con ellas más fácilmente. Recordad que es un tipo de masa muy fina y es muy fácil que se rompa, hay que tener especial cuidado a la hora de manipularla.
2. En una olla de tamaño medio añadimos la taza de azúcar, la media taza de miel y la taza de agua y dejamos que hierva. A continuación, bajamos la potencia del fuego y volvemos a dejar hervir. Reservamos para que se enfríe.
3. Precalentamos el horno a 160º C mientras trituramos los pistachos junto con la cucharada de canela y reservamos en un bol.
4. Ahora llega el momento divertido y, también, el más difícil, montar las láminas. El orden que normalmente sigo yo es el siguiente:
- 10 láminas untadas de mantequilla y una capa de mezcla
- 5 láminas untadas en mantequilla y una capa de mezcla
- 5 láminas untadas en mantequilla y una capa de mezcla
- 5 láminas untadas en mantequilla y una capa de mezcla
- 5 láminas untadas en mantequilla y una capa de mezcla
- 10 láminas untadas de mantequilla y mantequilla en la parte de arriba
Las capas de pasta filo son tan delgadas y frágiles que por eso necesitamos poner tantas capas. Ojo no abuséis de la mantequilla, simplemente con extender un poco es suficiente.
5. Corta el pastel finalmente elaborado en cuadrados o en cualquier otra forma geométrica. Hornea durante 1 hora y media o hasta que la parte de arriba del baklava este dorada, a 160º centígrados.
6. Cuando ya esté listo, sacadlo del horno e inmediatamente lo bañáis con el sirope que hemos preparado a base de agua, azúcar y miel. Se añade de esta forma para que quede crujiente.
7. Por último lo dejamos enfriar completamente a temperatura ambiente y sin cubrir.
Se me hace la boca agua escribiendo estas líneas así que voy a dejar el post aquí y me voy a preparar unos cuantos. Espero que os haya gustado y que probéis a hacerlo; lo más difícil es manejar las láminas, pero el resto es coser y cantar. Bon appetit!