La sociedad de consumo nos desborda con infinitas posibilidades sobre las partes esenciales en las fiestas navideñas, donde es difícil encontrar el delicado equilibrio entre la tradición y la modernidad, entre la celebración íntima o religiosa y el consumo desbocado. Veamos algunos consejos para disfrutar al máximo de estas fiestas sin pasarnos del presupuesto y sin acabar agotados.
Tarjetas de felicitación
Una de las partes esenciales en las fiestas navideñas son las tarjetas navideñas y eso hace una buena ocasión para restablecer el contacto con familiares o amigos a los que no vemos con frecuencia. Tenemos varias opciones para felicitar las fiestas. Una llamada telefónica será la forma más directa y cálida de mantener viva esta relación. La tecnología nos permite una forma económica, rápida y muy personal de comunicación: el e-mail. En este caso, es necesario hacer el esfuerzo de personalizar el mensaje.Las tradicionales tarjetas navideñas se utilizan todavía y, en los tiempos en que ya no recibimos correspondencia, causan una gran alegría. Pueden ser elaboradas por nosotros mismos o por nuestros hijos, pero, sobre todo, es importante que el mensaje comunique algo más que 'Feliz Navidad y próspero Año Nuevo'. La persona que la reciba valorará mucho más el detalle si percibe una dedicación exclusiva por nuestra parte.
Decoración de la casa y de la mesa
En función de nuestras posibilidades y preferencias, vestiremos nuestro hogar para las fiestas. El abeto adornado se ha convertido ya en parte de nuestra tradición y convive con costumbres autóctonas como el Belén. En este tema es de especial importancia la discreción, la elegancia y el buen gusto. Combinar bien los colores, utilizar elementos de calidad y buscar la armonía entre todos los elementos decorativos de la casa y de la mesa.
Mención aparte merece la 'decoración acústica', mediante villancicos. Aunque es algo propio de las fechas, no abusaremos de ellos, especialmente a lo largo de las comidas. En este caso, el volumen tiene que ser el adecuado para poder mantener una cómoda conversación entre los comensales. Se pueden combinar los villancicos con música clásica.
Para decorar la mesa nada más práctico que los centros navideños. Los hay de muy variados tipos, más clásicos o muy modernos, con ramitas de pino, piñas pintadas, muérdago, velas, lazos, etc. Debemos tener en cuenta que no pueden ser muy altos para que los comensales se vean de un lado a otro de la mesa y que no sean perfumados. Si tienen alguna vela, debe permanecer apagada durante el día. Velas y candelabros se pueden encender al atardecer y mantenerlas así hasta el final del día.
Aunque para las comidas formales se aconseja poner mantelerías claras y lisas, en esta ocasión podemos utilizar mantel especial para Navidad, con motivos referidos a la fiesta. Son muy frecuentes los motivos en verde y rojo, colores que dan una gran alegría a nuestra mesa. Otro de los colores adecuados es el dorado, que enriquece los anteriores y da un tono más festivo a la mesa.
Si nos hemos decidido por una mantelería estampada, lo más adecuado será poner una vajilla, blanca o marfil, lisa. Si es clásica, los ribetes dorados también son muy decorativos. Si se trata de una cena (Nochebuena o Nochevieja), los complementos de fantasía dan un aire especial: tarjetas con el nombre de los invitados, carta del menú a juego, un detalle floral encima de la servilleta, etc.
Los menús
Cada cultura tiene sus tradiciones gastronómicas arraigadas a estas fechas y son días muy indicados para mantener las costumbres que aparcamos a lo largo del año. En España, cada región tiene sus propias tradiciones y su forma especial de celebrar la Natividad de Jesús. Pero muchos de los productos originarios de una zona se han extendido por todo el territorio español. Así, el turrón, los polvorones, mazapanes, etc. están presentes en todas las mesas, además de frutos secos, las 'neules' (barquillos) en Cataluña, e incluso algún otro producto importado, como el panettone italiano.
En cuanto al menú, podemos escoger, o bien la sencillez de lo tradicional, o bien una elaborada receta moderna. Pero es esencial que en ambos casos nuestra mesa esté presentada con mucho cariño y que respire un aire único, mezcla de solemnidad e intimidad. Los menús tradicionales suelen ser mucho más económicos que los platos con pescados y mariscos, cuyos precios se disparan en estas fechas.
En Navidad nos apetece disfrutar del hogar y ofrecer lo mejor a nuestros familiares y amigos. Sin embargo, no parece prudente ni elegante echar la casa por la ventana y fanfarronear con decoraciones excesivas, manjares de elevado precio o regalos espectaculares. De vez en cuando, convendría recordar que celebramos la llegada al mundo de un niño que repartió amor y no riquezas, y que nació en un establo.
Agradecimientos: Teresa Baró, Asesora de comunicación personal. Directora de Icómpani. info@icompani.com