Hace ya algunos años conseguí la receta del tiramisú, que guardo como oro en paño porque estoy segura de que no hay otra más sencilla. Me dijeron que esta receta era 100% italiana ¡vete a saber! pero lo que si os garantizo es que con esta receta es muy difícil que el tiramisú os salga mal.
El tiramisú es un postre perfecto. No es en absoluto empalagoso ni demasiado dulce. Es cremosillo, suave…
Yo soy una calamidad de la repostería y agradezco muchísimo a los italianos el habernos regalado una receta que se prepara en un periquete, no requiere horno y suele quedar bien.
Eso sí, hay que procurar que no nos quede excesivamente empapado sino más bien cremoso ¿Mucho pedir?
Un consejo: si podéis, os recomiendo que invirtáis en un buen queso mascarpone, porque marca la diferencia, tanto en sabor como en consistencia. Con este tiramisú tendréis ganado a más de uno por el estómago.
Ingredientes
500 g de queso mascarpone
2 huevos
350 ml de café
80 g de azúcar
30 gramos de cacao en polvo
Bizcochos ( por ejemplo de soletilla)
Preparación
En un bol separad las yemas de las claras de los huevos. Batid las yemas con el azúcar hasta que cojan un color amarillito pálido. Batid las claras por separado hasta montarlas a punto de nieve.
Mezclad las yemas azucaradas con el mascarpone. Incorporad las claras suavemente.
Mojad los bizcochos en el café, no en exceso, y montad con ellos una capa en un recipiente cuadrado. Cubridla con la crema. Repetir el proceso y terminad con una capa de crema.
Espolvoread con cacao tamizado con un colador, y dejad reposar en la nevera hasta que esté bien frío. Podéis añadir también unas virutas de chocolate por encima como decoración.