El café e ir a dormir antes para poder madrugar: dos ingredientes en apariencia reñidos, pero existen trucos para poder combinarlos y aprovechar al máximo los beneficios de ambos.
*Tomarlo a la hora precisa – o, si no, descafeinado. Existe la creencia popular de que tomar un café nada más despertarnos es la clave para iniciar las actividades del día con el extra de energía adecuado, aportado por la cafeína. Sin embargo, debido a los altos niveles de cortisol (relacionados con un estado más activo y alerta) que nuestro cuerpo produce tanto a primeras horas de la mañana como en picos a lo largo del día, lo mejor será no interferir con la producción de la hormona y consumir café entre las 10 y las 12 del mediodía, y las 2 y las 5 de la tarde. De este modo, la cafeína cumplirá el objetivo de ayudarnos a permanecer más activos en los momentos en los que el cuerpo realmente lo necesita, y a no acumular cafeína que luego pueda interferir con nuestro ciclo de sueño.
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