Hace muchos años mi madre compró una yogurtera, creo que en cada familia hay una, o la tiene tu abuela, tu madre o tu tía, pero nunca nos hemos resistido por completo a el encanto de preparar nuestro propio yogur.
A mi que me gusta leer siempre me había preguntado el porque de ese misterio tan bien guardado, si el yogur es una de las formas más antiguas con las que el hombre comenzó a tomar leche de otros mamíferos. Está claro que no siempre tomamos leche, hubo que convencer a algunos animales de que quedándose a nuestro servicio tendrían la comida y la protección asegurada.
Claro está que las grandes marcas nos han acostumbrado a todo lo envasado y a creer que nuestro tiempo es para ver la tele o salir a pasear a un centro comercial dónde comprar lo que previamente los anuncios nos han sugerido. Yo te propongo otra forma de invertir tu tiempo libre, de preparar algo delicioso y sano a tu familia, y además sin necesidad de comprar aparatos eléctricos que luego no tienes dónde guardar en la cocina.
Para mi receta tan solo necesitas tener una olla express.
Ingredientes:
1 litro de leche (yo utilizo semidesnatada pero cuentan que la mejor es la entera)
1 yogur natural o de sabores (sin trozos) a mi me encanta el de fresa
40 o 50 g. de leche en polvo (podéis utilizar la desnatada)
azúcar al gusto ( cuando le coloco mermelada en el fondo no le suelo poner)
Opcional:
Mermelada
Miel
Cereales molidos ( copos de avena, semillas de lino, salvado de trigo, nueces,...) lo que se nos ocurra.
Este lleva cereales molidos y es mi preferido.
Elaboración:
Comenzamos poniendo al fuego la leche con el azúcar y la leche en polvo.
Batimos con una varilla hasta que no hayan grumos.
Calentamos la leche hasta que esté tibia si por casualidad nos pasamos calentándola cosa que yo hago muy a menudo, la retiramos del fuego y esperamos a que se quede tibia, debe de estar a una temperatura entre 40º C y 50º C, si añadimos el yogur a una temperatura elevada los fermentos lácticos mueren y el yogur no tendría sus beneficios.
Mientras la leche se atempera o mientras la tenemos al fuego, ponemos nuestra olla exprés a calentar con agua, desde que comience a silbar la apagamos y abrimos siguiendo las normas de seguridad de esta.
Preparamos los vasos en los que serviremos el yogur, si queréis ponerles mermelada o cereales, sino es así pues solos.
A continuación vaciamos el agua de la olla.
Para saber que la leche tiene la temperatura correcta debemos de introducir el dedo meñique, bien limpio, dentro de la leche y esperar 20 segundos, si lo notamos caliente pero sin quemar, la leche está lista para que le añadamos el yogur, lo mezclamos bien y lo colocamos en los vasos.
Si aún quema, esperar unos minutos más.
Si por casualidad tenéis un termómetro de cocina, que se han puesto muy de moda con los programas de televisión, pues medir la temperatura con este.
Luego ponemos cada vaso dentro de la olla exprés y la cerramos por completo.
Si vuestra cocina es bastante fría, como ocurre con la mía en invierno os recomiendo que cubráis la olla con una toalla o mantel, de este modo mantenemos el calor durante más tiempo.
Ahora queda esperar y reconozco que la primera vez es emocionante, por el miedo de como quedará, luego te das cuenta que esto es un proceso natural y lo único que necesita el yogur es algo de calor. Pasadas unas 8 horas podéis abrir la olla y sacar vuestros yogures. Yo los preparo por la noche y saco por la mañana, en otras ocasiones lo he hecho a media mañana y los retiro pasadas las 6 horas y quedan estupendos sin ningún problema.
Cuando lo saques de la olla te recomiendo que los tapes con film transparente y guardes en la nevera, he leído que duran hasta 2 semanas pero la verdad es que en casa como mucho 3 días y eso por no abusar.
Si sois muy golosos como es el caso de mi hija, lo mejor es tener unos smarties o cereales a mano para devorar el yogur con el doble de ganas.
Mucha suerte con vuestros yogures y ya me contaréis si con estos se te acaban las ganas de comer yogures envasados que tan solo tienen sabor a edulcorantes y aromas artificiales.