Pero antes os quiero hablar un poco sobre ella. Una sevillana de "El Arahal", alta, delgada, de pelo rizado y ojos marrones, con carácter serio y un poco arisca. Recuerdo que cuando iba a darle un beso se mosqueaba conmigo y cuando no lo hacía se enfadaba por no dárselo, así que nunca sabía qué hacer.
Gracias a ella, que se quedaba con mi hermano "el mayor", mi madre podía llevarme a las frecuentes citas en Consultas Externas de Hematología en Reina Sofía. Mirando los álbumes de fotos de mi infancia, sólo he encontrado esta foto de ella, en la que un día nuestros padres nos llevaron al zoológico a mi primo Antonio y a mí. Y es raro porque pasábamos mucho tiempo con mis tíos y mis primos, en nuestra casa o en la suya. Desde la azotea del edificio donde viven veíamos los partidos del Córdoba Club de Fútbol, siempre que jugaban en casa.
Bueno, vamos con la receta y para ello vamos a necesitar los siguientes ingredientes:
200 g de harina
115 g de mantequilla
70 g de azúcar
50 g de almendras
1 huevo
1 cucharada de levadura
azúcar glasé (Opcional)
La mantequilla que vamos a utilizar va a ser sin lactosa, como siempre.
Y en cuanto a las almendras, es mejor utilizar almendras ya picadas para ahorrarnos tiempo.
Preparación:
Lo primero que vamos a hacer es preparar los ingredientes, como siempre.
A continuación, con la ayuda de un robot de cocina o procesador de alimentos, batimos la mantequilla, el azúcar y el huevo hasta conseguir una crema.
Añadimos la harina a la crema anterior y volvemos a amasar con el procesador de alimentos hasta que se mezcle todo bien.
Por último, agregamos la almendra picada y mezclamos nuevamente.
Espolvoreamos una poca de harina sobre la superficie de trabajo y amasamos un poco. Para que todas las galletas nos salgan iguales y del mismo grosor vamos a utilizar unas varillas o palillos chinos a la hora de estirar la masa.
Podemos colocar una hoja de papel de hornear y ponemos la masa sobre ella, colocamos los palillos chinos en los laterales y con ayuda de un rodillo estiramos la masa. De esta manera nos ahorramos el tener que pasarlas luego a una hoja de papel de hornear que previamente hemos tenido que colocar en la bandeja de horno.
A continuación, cortamos con el molde que hemos elegido. Para esta ocasión vamos a elegir un molde redondo con el mismo tamaño que el sello que vamos a utilizar para que las galletas salgan más bonitas. Primero cortamos y antes de quitar el cortador sellamos la pieza con el sello, de esta manera las galletas no se deformarán al sellarlas.
Una vez tengamos todas las galletas cortadas y selladas sólo tenemos que retirar la masa que sobra entre ellas y colocamos la hoja de hornear junto con las galletas en una bandeja de horno.
La masa que ha sobrado la podemos amasar de nuevo, cortar, sellar y con ayuda de una paleta colocar sobre la hoja de hornear junto a las otras.
Previamente hemos precalentado el horno a 180ºC. Y una vez terminadas las galletas, las metemos en el horno y horneamos durante 15 minutos o hasta que queden doraditas.
Presentación:
Una vez hemos dejado que se enfríen ya están listas para servir y disfrutar de ellas en el desayuno o merienda.
Mi tía suele espolvorear un poco de azúcar glas sobre ellas antes de servir.
Bon appétit!!!