ERROR NÚMERO 1: Elegir mal el té.
El error más común a la hora de preparar el té es elegir el té incorrecto para ese momento.Cada té tiene diferentes características que lo hacen más apropiado para un determinado momento del día o situación.
Por ejemplo, antes de irnos a dormir no queremos beber un té con altos niveles de cafeína como podría ser un té negro o un puerh cocido, porque podría generar un leve estado de excitación y retrasar el sueño.
Por el contrario, antes de dormir queremos elegir un té con bajo contenido de cafeína para poder disfrutar del estado suave de relajación que nos ofrece la infusión de la Camellia sinensis, como cuando preparamos un delicioso oolong horneado.
También, cuando convidamos un té a un ser querido, debemos pensar en su gusto personal, no en el nuestro.
Es muy común que a las mujeres nos gusten los tés con vainilla, especias, frutas…pero generalmente no son los favoritos de los hombres.
Entónces, a la hora de convidarle un té a tu padre, tu hijo, tu esposo, tu amigo… no pienses en vos, pensá que, en general, los hombres disfrutan de los tés menos “adornados” inclinándose por lo general por los tés negros y verdes sin agregados.
¡Elegir correctamente el té es clave para el disfrute!
ERROR NÚMERO 2: Infusionar las hebras en agua hirviendo
El sabor del té se debe a muchos factores. Uno de ellos es la forma de preparación del té, en la que entra la temperatura del agua en contacto con las hebras.Si comparamos la preparación de un mismo té infusionado con agua de la misma calidad a diferentes temperaturas, veremos cómo nuestra infusión se expresa de una forma totalmente diferente.
Al preparar el té con agua a la temperatura adecuada logramos equilibrar sus características y extraer su sabor de una forma amable. De esta manera logramos la mejor expresión de nuestro té, cualquiera que sea la variedad.
En cambio, si preparamos el mismo té con agua hirviendo, vamos a forzar la extracción de compuestos químicos presentes en las hojas del té que, de prepararse con la temperatura adecuada, no se extraerían o estarían presentes en cantidades inferiores.
Es el caso de las catequinas, compuestos antioxidantes del té que le dan sabor amargo. Las catequinas se extraen mucho más rápidamente y en mayor cantidad a temperaturas del agua muy altas, por lo que si utilizamos agua hirviendo para preparar el té, este se volverá rápidamente muy amargo generando una sensación desagradable al paladar.
La misma experiencia pero utilizando una temperatura más baja del agua extraerá una menor cantidad de catequinas (aún así es una alta concentración de estos compuestos antioxidantes, con lo cual obtenemos los beneficios para la salud) pero no generará tanto gusto amargo.
ERROR NÚMERO 3: Dejar las hebras en contacto con el agua por más tiempo del necesario.
Este error es muy común, y tiene una causa similar al caso anterior: cuanto más tiempo dejemos las hojas de té en contacto con el agua, mayor cantidad de compuestos pasarán al licor.Al preparar el té no queremos extraer tooodo el contenido de las hojas. Queremos el balance justo entre compuestos aromáticos y sabor, entre textura y saturación, entre complejidad en la boca y sobre extracción.
Para no cometer errores a la hora de preparar el té al estilo occidental, te recomiendo utilizar los siguientes rangos de tiempo y temperatura del agua:
Té blanco: 75 a 85º C – 3 a 5 minutos
Té verde y amarillo: 70 a 80º C – 1 a 2 minutos
Té azul (oolong): 75 – 95º C – 5 minutos
Té negro: 75 – 90º C – 3 a 4 minutos
Puerh: 95º C – 5 minutos
ERROR NÚMERO 4: Dejar las hojas sueltas en la tetera
Este es uno de los errores más comunes que vemos.En algunos salones preparan el té suelto (las hojas sueltas) dentro de la tetera. Algunas veces al menos te indican el tiempo necesario para la infusión pero luego te invitan a servirte el té sin ofrecerte los utensilios necesarios para prepararlo adecuadamente.
Las hojas sueltas se infusionan libremente dentro de la tetera, que en general contiene un volumen mayor a una taza.
Generalmente, al servir una taza, queda agua dentro de la tetera en contacto con las hojas. Luego de unos minutos, cuando queremos servirnos la segunda taza de té, el licor (el líquido que se forma al infusionar las hojas de té en el agua) se ha puesto muy amargo y astringente. Posee un sabor que no queremos que tenga.
Muchas veces debido a esto la gente se ve obligada a agregar azúcar y/o leche al té para poder pasarlo, disminuyendo las propiedades naturales del té al agregar estos ingredientes.
Con el paso del tiempo el té se pone muy amargo y astringente porque todo el rato en el té permanezca en contacto con el líquido, el agua va a continuar extrayendo los compuestos solubles que están en las hojas.
Para preparar correctamente el té buscamos que parte de los compuestos solubles de las hojas( no queremos extraer) permanezcan en el té, y otra parte (la que contiene el sabor, el aroma, la textura, etc) sí pase a la taza para poder disfrutarla.
Esto lo logramos controlando el tiempo de infusión.
Para evitar este error es necesario utilizar un infusor: el instrumento que permite separar las hojas del agua al momento en que consideramos adecuado para una correcta infusión y de esta manera controlar efectivamente el tiempo en que las hojas del té permanecen en contacto con el agua.
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