Este verano quedamos a comer un día con unos amigos. Fue de un día para otro y como mi capacidad para improvisar en esa época del año, está bastante aletargada, me dediqué a mirar que era lo que tenía por la despensa para poder hacer un postre. Sólo tenía que cumplir un requisito, que no llevara nada, absolutamente nada de leche o derivados lácteos, y no es por cuestión de alergias, es porque a Felipe no le gusta la leche ni en pintura.
Ingredientes:
250g de azúcar
3 huevos
100g de aceite de girasol
1 yogur griego
250g de harina de repostería
1 sobre de levadura
1 pellizco de sal
1 bote de piña en su jugo
Coco rallado
Preparación:
Ponemos en el vaso de la thermomix la piña (menos 3 o 4 rodajas, el azúcar y los huevos. Programamos 3min, 37º vel 5.
Añadimos el aceite, un chorrito del jugo de la piña y la nata (crema de leche) y mezclamos 5seg a vel 4.
Incorporamos la harina junto a la levadura y la sal y previamente tamizadas. 15seg, vel 3. Terminamos de mezclar con la espátula.
Preparamos un molde y vertemos la masa. La llevamos al horno, precalentado a 180º. Unos 35-40 min dependiendo del horno.
Una vez frío y desmoldado, hacemos un poco de almíbar con el jugo que nos haya sobrado y azúcar y pincelamos todo el bizcocho, rápidamente para poder poner el coco rallado cubriendo toda la superficie.
Seguido, pasamos las rodajas de piña por la plancha para que cojan algo de color y las cortamos a trocitos para terminar de decorar.
Notas:
Si os gusta mucho el coco, podéis añadirle coco rallado a la masa.
La piña tiene que quedar totalmente triturada, si veis que a vel 5 no es suficiente, darle más durante un par de segundos.