La Pascua es época de tradiciones y, especialmente, de tradiciones dulces. Aunque existen, sin duda alguna, dos protagonistas indiscutibles de la Semana Santa en todo el mundo: las brioches y el chocolate. Nosotras esta vez nos hemos ido hasta Argelia para traeros una brioche típica de la ciudad de Orán: la Mouna, que hemos adaptado y perfumado con mandarina.
Estaréis pensando ¿esto no se parece mucho a la Mona de Pascua española? Efectivamente, estos dos dulces bien hubieran podido encabezar una sección de "Parecidos Razonables Reposteros". Existe una hipótesis que dice que la Mouna sería la versión que los pieds-noirs hicieron de la Mona que preparaban los valencianos emigrados a Orán. Otros dicen que el nombre viene del Fuerte de la Moune, lugar donde acuden las familias de picnic el día de Pascua. Sea como sea, a nosotras - como buenas golosas que somos - nos encantan las brioches y esta aromatizada con cítricos no iba a ser menos.
¿Qué necesito?
400 gr. de harina de fuerza
125 gr. de azúcar
110 gr. de mantequilla
3 huevos
3 mandarinas
pizca de sal
Para el prefermento:
100 grs. de harina
100 ml. de agua
25 gr. de levadura fresca
1 cda. de azúcar
Para el baño:
1 huevo
1 cda. de leche
azúcar perlado
¿Cómo lo hago?
La noche anterior preparamos el prefermento mezclando en un bol la levadura fresca diluida en agua tibia junto con la harina y la cucharada de azúcar. Amasamos durante 1 minuto la mezcla, cubrimos con papel film y dejamos levar hasta que doble su volumen o toda la noche.
En un bol, colocamos el azúcar, la mantequilla fundida, el zumo de 1 mandarina y la ralladura de todas las mandarinas. Añadimos los huevos ligeramente batidos y mezclamos todo bien. Incorporamos poco a poco la harina en el centro junto con la masa del prefermento a pellizcos. Amasamos durante unos 10 minutos hasta conseguir una masa bien lisa.
Espolvoreamos harina en un bol, colocamos la bola de masa, cubrimos con papel film y con un paño de algodón. Dejamos levedar la masa en un lugar sin corrientes de aire, como el horno, unas 5 horas.
Transcurrido el tiempo de levedado, estiramos la masa y la doblamos sobre sí misma, en ambos sentidos, para eliminar los gases. Le damos la forma deseada, en este caso bolas individuales del tamaño que prefiramos. Colocamos las bolas formadas sobre una placa de horno cubierta con papel sulfurado y dejamos levedar una vez más durante aproximadamente 1 o 2 horas.
Precalentamos el horno a 180ºC. El último paso consiste en hacer una incisión en forma de cruz en el centro de cada bola (podemos usar unas tijeras o el filo de un cuchillo). Batimos el huevo junto con la leche y barnizamos cada bola de brioche. Finalmente, decoramos cada mouna con azúcar perlado y solo queda hornearlas. El tiempo dependerá del tamaño de las bolas, pudiendo ir de los 20 a los 30 minutos. En todo caso, en cuanto veáis que estén doraditas ya estarán listas. Mejor todavía que comerse estas brioches es prepararlas, porque el aroma que inunda la casa alimenta casi tanto como zampárselas.