Por fin es viernes y os proponemos un plan irresistible para este fin de semana: preparar esta brioche rellena de nutella. Podríamos describiros su esponjosidad, su olor, su sabor goloso... pero nada le hace más honor que contaros que desde que sale del horno tiene los minutos contados porque todos se pelean por devorarla. Así que si os gusta la bollería y sois fanáticos de la nutella, os animamos a preparar esta receta casera de brioche y a buscar un candado para ponerla a buen recaudo u os la quitarán de las manos.
¿Qué necesito?
25 gr de levadura fresca de panadero
90 ml. de agua
425 gr de harina de fuerza
80 gr de azúcar
100 gr de mantequilla
60 ml de leche
2 huevos
1 cucharadita de sal
Para el relleno : nutella
¿Cómo lo hago?
Para preparar el prefermento, diluimos la levadura fresca en agua templada (o leche si lo preferimos) y agregamos el líquido a 125 gr de harina. Mezclamos todo hasta obtener una especia de masa y dejamos levedar en un lugar caliente y sin corrientes, como el horno o el microondas, hasta que doble su volumen.
Colocamos en un bol el resto de la harina junto con el azúcar. Calentamos la mantequilla junto con la leche y lo agregamos a la harina. Amasamos y añadimos también una pizca de sal, los huevos y el prefermento en trocitos. Amasamos todo hasta obtener una masa lisa. La colocamos en el bol espolvoreado con harina y la cubrimos con un paño de algodón húmedo. Dejamos levedar la masa hasta que doble su volumen.
Una vez que haya levedado por completo, amasamos la masa y la dejamos reposar 5 minutos. Mientras tanto, untamos en mantequilla un molde y lo espolvoreamos con harina. Extendemos la masa en forma de rectángulo.
Ahora, la untamos por completo con el relleno de nuestra elección. En este caso, hemos decidido rellenarla de Nutella.
Enrollamos longitudinalmente la masa y cortamos rodajas de unos 4 dedos de ancho.
Colocamos las rodajas en el molde, tapamos con un trapo húmedo y dejamos levedar nuevamente.
Horneamos la brioche durante unos 40 minutos a 180º y la sacamos del horno cuando esté ligeramente dorada. Y si somos capaces, esperamos a que se enfríe un poco antes de hincarle el diente. ¡A merendar!