Todos los años nacen sobre primeros de marzo y suelen durar hasta abril, que empiezan a salirle los tallos con las campanitas que portan las semillas.
Esta apreciada planta, crece a pocos metros de mi casa de campo, en una parte rodeada de esparragueras, zarzas y acibuches, en un desnivel del terreno.
Es una planta herbácea y vivaz, que alcanza los 10-100 cm de altura.
Pertenece a la familia de las cariofiláceas, que entre otras especies conocidas incluye a los claveles y clavellinas y su nombre en latín es Silene vulgaris.
Se reproduce en terrenos algo compactados y no sometidos a laboreos anuales.
La colleja sobrevive y se expande gracias a un denso sistema de estolones o tallos subterráneos que crece cada año, dando lugar a colonias densas de rosetas de hojas, de las que a mediados de la primavera emergen tallos portadores de flores con 5 pétalos blancos, parcialmente envueltos por un cáliz en forma de saco. En general prefieren los suelos arenosos, donde sus raíces crecen con menos impedimentos.
Su empleo como verdura tradicional se ha ido abandonando con el tiempo, probablemente por lo laborioso de su preparación, ya que las hojas deben separarse de los tallos una a una.
Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Silene_vulgaris
Como se dice mas arriba, hay que separar las hojas del tallo una a una, por lo que se tarda bastante en limpiarlas, pero merece la pena hacerlo, pues su sabor es muy bueno.
Se pueden preparar de diferentes formas: en tortilla, esparragadas, en revueltos, etc.
En este blog tengo una receta preparadas en tortilla junto con ajos porros, que también se recogen ahora en el campo. Podéis verla AQUÍ.
También se pueden congelar una vez limpias y duran al menos 6 meses en perfecto estado.
Yo lavo las hojas sobre una pasadera y las pongo a cocer con agua y algo de sal.
Cuando arrancan a hervir, las retiro del fuego y las cuelo. Esto es importante, pues si las dejamos cocer quedan muy flojas.
También se pueden hacer directamente, pero yo prefiero esa cocción corta.
Para el revuelto:
Ingredientes para 2 raciones:
50 g. de collejas
sal
1 cebolleta fresca
2 o 3 huevos
50 g. de jamón serrano a trocitos
Me gusta echar poca cantidad de collejas y mucho huevo, pues si se ponen muchas amargarían la preparación
Hervimos las collejas en agua con sal, escurrimos y reservamos.
Ponemos a pochar la cebolleta cortada finamente. Mientra, batimos los huevos y les ponemos el jamón.
Cuando esté empezando a dorarse la cebolleta, echamos las collejas, damos unas vueltas y agregamos los huevos batidos.
Revolvemos todo, que los huevos queden blanditos y no se hagan demasiado.
Servir inmediatamente.