Queso crudivegano de anacardos y espirulina
Queso crudivegano curado de pipas de girasol y orégano
Bueno al lío… ¡que me despisto de la emoción!
Hoy os voy a contar el proceso general para elaborar cualquier queso vegano fermentado y curado. Para hacer diferentes variedades utilizaremos diferentes frutos secos y condimentos. Como en las fotos, en las que puedes encontrar las dos últimas variedades que preparé, un Queso de pipas de girasol y orégano curado y un Queso de anacardos y espirulina curado.
Tostada con queso crudivegano de anarcardos y espirulina con granada y nueces
¡Vamos allá! Estos son los pasos para elaborar un queso vegano:
Comenzamos poniendo a remojo el fruto seco que hayamos elegido. Dependiendo de nuestra elección necesitará más o menos horas de remojo, aunque todos aguantan bien hasta 10-12 horas de remojo. Recuerda cambiar el agua de remojo cada 8 horas si lo dejas más tiempo.
Batimos los frutos secos con un poco de agua en una batidora potente. Tenemos que conseguir una pasta homogénea, fina y sin grumos. Yo siempre intento añadir el mínimo de agua posible para que la batidora funcione bien. No nos interesa que quede una masa demasiado líquida porque entonces el queso quedará muy líquido.
A la masa añadimos un iniciador de la fermentación: podemos utilizar rejuvelac en vez de agua o un par de cápsulas probióticas. Utilizando el polvo del interior de la cápsula y desechando el envoltorio de plástico exterior. Mezclamos muy bien.
Pasamos la masa a una tela de filtrado. Puede ser la misma que utilizas para preparar leches vegetales. La ponemos en un colador, sobre un cuenco, con un peso encima y lo dejamos reposar 24 horas. Con este paso lo que conseguimos es que el queso suelte el exceso de agua, que quedará en el cuenco, y que fermente durante 1 día.
Pasadas 24 horas el queso habrá espesado. Este es el momento de añadir los condimentos que queramos. Después, ponemos en una bandeja papel de horno, untamos un molde circular o aro de respostería con aceite de oliva virgen extra y rellenamos el molde con la masa. Retiramos el molde y ponemos la bandeja en el deshidratador durante un día más. Con este paso en el deshidratador conseguimos que el queso tenga costra y quede más duro el exterior que el exterior. Damos la vuelta al queso en el deshidratador cada 5 horas más o menos, para que se vaya secando por ambos lados. Si dejamos el queso demasiados días en el deshidratador, seguirá fermentando y su sabor será cada vez más ácido. No recomiendo dejarlo más de dos días.
Pasamos el queso a la nevera para curarlo durante unos días más. Podemos curarlo horas, días o incluso meses, dándole la vuelta al queso en la nevera cada cierto tiempo. Depende del sabor que queramos conseguir.
Parece difícil… ¡pero no lo es tanto! Solo necesitas un poco de confianza, porque es un proceso laborioso. Si te apetece hacerlo en compañía, guiad@ por nosotras y junto a un grupo de gente increíble con tus mismas inquietudes ¡no lo dudes! Te esperamos en los Retiros de Cocina Saludable.