Nunca me han dado problemas a la hora de comer. Desde que cogieron la cuchara ellos mismos, (y las mellizas fueron muy precoces, pura ley de supervivencia) no le han hecho ascos a nada.
Ni pescado, ni verduras, ni nada de nada.
Es más, los sabores fuertes, léase queso roquefort o boquerones en vinagre había que alejarlo de sus hábiles manos y boquitas porque te quedabas sin nada a la primera de cambio.
Pero amigas, llegamos a la adolescencia y empezaron las quejas.
Ya no les gusta el pescado, y las verduras son un tormento.
¡¡¡Quién me lo iba a decir!!!
Así que, aquí me tenéis, teniendo que buscar alternativas, o más bien camuflando sabores.
A mí la coliflor me encanta. Simplemente cocida me la comería, no necesito nada más. Pero a mis queridos no les gusta nada de nada. Ayer les sorprendí con una crema de coliflor, y esta si que les ha gustado, y la verdad es que está deliciosa.
Necesitáis una coliflor, cebolla, ajo, nuez moscada, comino en polvo, caldo de pollo y nata (crema de leche) o leche.
Lo primero de todo es cocer la coliflor. Cuando esté lista la pondremos a escurrir.
Mientras en una olla ponemos la cebolla cortada en trocitos y el ajo en láminas a pochar.
Cuando esté pochada le echamos la coliflor y rehogamos, dándole unas cuantas vueltas dejando que evapore el agua, y se dore un poco la coliflor.
Añadimos el caldo de pollo, la nuez moscada y el comino al gusto, y dejamos cocer unos 10 minutos.
Pasamos con la batidora de mano, y le agregamos nata (crema de leche) o leche hasta dejarlo con la consistencia que nos guste.
Probarlo de sal, y rectificar si hace falta.
Para las fotos le he puesto un poco de cebollino picado.
Queda una crema muy rica, con un sabor especial, muy agradable. Es ligera de comer, pero sacia un montón.
Probadla y me contáis
Besos