La forma de ser griega y el clima son determinantes a la hora de entender la gastronomía helena. Y es que los productos que da la tierra, que goza de un clima cálido y seco, y la tranquilidad y sencillez del carácter de sus pobladores ofrecen como resultado una gastronomía sin refinamientos ni pretensiones, donde los alimentos no se esconden bajo ningún artificio. Típicamente mediterránea, el aceite de oliva, el pescado y el yogur son el triunvirato que gobierna los fogones helenos.
Con una tierra llena de olivos, el jugo que se saca de la aceituna no podría ser de mejor calidad. Este oro líquido, sinónimo de salud para el mundo, se convierte en la base imprescindible de todo tipo de platos y fundamental, al igual que sucede en toda la Cuenca Mediterránea, para aderezar ensaladas. Al ser un país con muchos kilómetros de costa y plagado de islas, el pescado es esencial en la mesa: pez espada, sardinas, salmonetes, calamares, atún, dorada, pulpo...
La buena temperatura de la que goza el país hace que el cultivo de productos de huerta sea especialmente favorable: tomates, pepinos, espinacas, cebollas, pimientos y berenjenas son algunas de las verduras y hortalizas básicas. Asimismo, la influencia de Turquía, que durante decenios dominó la Hélade, es más que patente en el uso gastronómico de las especias, los frutos secos y la miel. De hecho, muchos de sus platos estrella son de origen otomano.
Verdes primeros platos
Tomate, pepino, pimiento verde, cebolla, aceitunas y queso feta (típico del país, hecho con leche de oveja). Esta combinación sencilla, pero efectiva, que se riega con aceite de oliva y se adereza con vinagre o limón, orégano, pimienta y sal, constituye uno de los platos más conocidos de la gastronomía helena: la ensalada griega. Sin duda, se trata de la mejor opción para refrescarse con las cálidas temperaturas que predominan en Grecia.Típicas también del país, pero de herencia turca, son las dolmades, hojas de parra cocidas que se rellenan de arroz hervido, aunque también de verduras o carne. La hoja confiere al arroz un sabor tan aromático e intenso que resulta difícil de olvidar en el paladar.
El pan es el acompañante perfecto para la mesa griega (el pan de cebolla es una delicia, al igual que el pan de pita, muy típico de los países árabes) y el tzatziki, una de las salsas más populares, de origen turco. De sabor sorprendente, se prepara con yogur griego, pepino, ajo, perejil fresco picado y aceite de oliva. Es perfecto para aderezar carnes y pescados.
El segundo, a la parrilla o a la plancha
El ganado ovino es el predominante en los campos griegos, por eso el cordero es el plato estrella. Y de ahí que el queso, aunque se elabore con leche de vaca y de cabra también, suele fabricarse a partir de leche de oveja. Aunque el cordero se suele preparar a la cazuela, la parrilla es un sistema de cocción esencial. Las brochetas de pollo, cerdo o cordero, llamadas souvlaki, son irresistibles, sobre todo a la excelente condimentación.Muy popular como comida rápida (y en las cartas de los restaurantes para turistas), es el gyros, un sencillo plato de carne asada, muy condimentada y que se suele acompañar con pan de pita y tzatziki.
Como ya hemos comentado, los productos del mar son esenciales en la cesta de la compra de los griegos. El pescado es rico y abundante debido a la gran superficie costera de la que gozan. Y al igual que la carne se prepara sin artificios en la parrilla, el pescado tampoco presenta fórmulas de elaboración especialmente complicadas. De hecho, lo más frecuente es degustarlo a la plancha o a la parrilla.
La musaka, el plato estrella
Parecida, a simple vista, a una lasaña, en realidad muchos consideran a la moussaka antecedente del típico plato italiano. La diferencia es que, en vez de pasta, la musaka recurre a la berenjena para establecer las capas de esta especie de pastel de carne picada (normalmente cordero), vino, canela, queso y aceite de oliva, que a menudo se acompaña de patatas.Los rellenos con carne picada también son muy habituales en los recetarios griegos. Y es que las pastas enrolladas (sobre todo de pasta filo) llenas de arroz, carne, queso o espinacas son muy habituales, así como las hortalizas rellenas, ya sean tomates o pimientos (gemista).
Mucho más que yogur
Aunque el yogur griego es excelente por su intenso sabor y deliciosa cremosidad, eso no significa que sea, ni mucho menos, el postre más popular de su gastronomía. Si tienen que disputarle el puesto, ésos serían los baklavas, pastelillos de origen turco, que se preparan con hojaldre, miel y frutos secos. De hecho, existen numerosas variantes de este dulce en la gastronomía árabe.Además, podemos disfrutar de higos secos, dulces elaborados con cabello de ángel, bollos de hojaldre, rosquillas con sésamo... Asimismo en Grecia disponen una buena variedad de fruta, especialmente cítricos, donde el limón y la naranja reinan a sus anchas. Se dice que el mejor zumo de naranja que existe es el que procede de la isla de Creta. Los higos, el melón y la sandía son otras frutas muy populares que se suelen consumir como postre.
Para animar el espíritu
El vino es la bebida estrella del país y de cualquier taberna griega que se precie. Tintos, rosados o blancos, afrutados, secos o dulces... Cualquiera tiene la calidad suficiente que avalan siglos de cultura vitivinícola en Grecia. El de retsina sorprende a propios y extraños, ya que en la fermentación de la uva, se le añade resina que le da al vino un aroma muy especial. Por otro lado, la cerveza rubia es otra buena compañera en la mesa helena.Para los aperitivos o hacer bien la digestión, es muy popular el ouzo, un licor anisado de alta gradación alcohólica. En la misma línea encontramos el raki, un orujo de herencia turca, que se prepara destilando uva o higo.
Éstas son, a grandes rasgos, las grandes líneas de la gastronomía griega, mucho más variada y rica de lo que se podría contar en un reportaje como éste. Sin duda, lo mejor para aproximarse a ella es visitar el país, donde no sólo disfrutaremos de una comida sana y de calidad, sino también de un ritmo de vida más sosegado, imprescindible para saborear mejor los ingredientes.