- Verduras: en el caso de estos alimentos es recomendable que se lleve a cabo la descongelación rápida. A ser posible, lo ideal sería cocerlas sin descongelar, vertiéndolas directamente en agua hirviendo. De este modo conservaran intactas sus propiedades.
- Carnes: al contrario que las verduras, lo más aconsejable es dejar la descongelación poco a poco en el interior de la nevera. Además, es vital no lavarlas nunca tras el proceso puesto que de este modo perderían vitaminas hidrosolubles y algunos minerales. Por supuesto, debe evitarse siempre la recongelación ya que podría originarse una contaminación microbiológica.
- Pescados: este tipo de alimento por su parte debe seguir un proceso de descongelación lento, siguiendo el mismo método que con las carnes. No obstante, si se va a cocinar hervido no es necesario descongelarlo previamente como ocurre con el caso de las verduras. Merece la pena recordar que los pescados no deben pasar demasiado tiempo congelados ya que pierden cualidades sensoriales (que no nutricionales) sobre todo en el caso de los pescados azules.
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Fuente: Saber Vivir