Una de las salsas más empleadas en cocina es, sin duda alguna, la bechamel. Su origen no está del todo muy claro, puesto que unos hablan de que nació en Francia y otros en Italia. Sea como fuere, lo cierto es que gracias a esta salsa de color blanco y textura suave, muchos alimentos, como las verduras, ganan en sabor, mientras que otros, la tienen como parte fundamental de ellas mismas, siendo el ejemplo más claro en este caso el de las croquetas.
Los ingredientes que principalmente se usan para su elaboración son la mantequilla, la harina y la leche. Según el gusto de cada persona, la mantequilla puede ser sustituida por aceite o se puede usar harina de maíz o de trigo. Lo que sí se aconseja en todo caso es que la leche sea entera, para que el espesor de la salsa sea el deseado. Para terminar de aderezarla, se usa sal y pimienta, aunque cada vez más la mayoría de los que la elaboran apuestan por darle un toque especial con nuez moscada.
Preparación con paciencia
Lo primero que haremos será colocar una cacerola en un fuego a media potencia. También se puede emplear una sartén, como podemos ver en la fotografía. Después, añadimos un pedazo de mantequilla y una cucharada sopera de harina. Removemos con unas varillas o con una cuchara de madera unos segundos, hasta que veamos que adquiere un cierto color tostado. Esta mezcla de grasa con harina se conoce como roux y se usa para espesar líquidos y obtener salsas. En esta caso, la bechamel.
Pasados unos segundos, vertemos leche y removemos, hasta que veamos que va espesando. Cuando veamos que se convierte en una pasta grumosa, volvemos a verter más leche y seguimos removiendo. Este operación de echar el líquido y remover la seguiremos repitiendo hasta obtener la textura deseada. Por eso, hablar de una cantidad exacta de leche es complicado, porque todo dependerá del espesor que deseemos de nuestra salsa.
Mientras se termina de espesar, añadimos la sal, la pimienta y la nuez moscada molida y mezclamos bien. También se pueden añadir estas especias cuando echemos la mantequilla al principio. Por último, si nuestra salsa ha quedado con grumos, algo que suele ser bastante frecuente, podemos usar un truco casero, aunque poco profesional que es darle un toque de batidora. Para conseguir que quede totalmente libre de grumos sin necesidad de usar este electrodoméstico el único secreto es remover muy bien y emplear leche calentada
previamente.
Truco para hacer rápido la bechamel y que no salgan grumos
¿En qué recetas la usamos?
Los usos de esta salsa o crema son infinitos. Se suele emplear para la elaboración de lasañas y canelones. Una vez echas las capas o rollos de carne y pasta, se vierte por encima, se espolvorea queso rallado y se gratina. En esta caso, la espesura de la bechamel debe ser intermedia, ni muy líquida, ni muy sólida. Cuando tiene que ser un poco más líquida es cuando se emplea para cubrir ciertas verduras, como las espinacas y la coliflor. Añadiendo queso, piñones y dándole un toque de horno, obtienes un sabor en las verduras muy especial.
El plato que tiene como base central la bechamel son las croquetas. En este caso, necesitamos que prácticamente la salsa se convierta en una masa compacta para poder dar forma y rebozar la mezcla en pan rallado con el fin de freírlas y que no se nos deshagan. Aquí se demuestra la versatilidad de la bechamel, pues puedes añadirla desde pedazos de pollo, hasta pescado y gambas, entre otros muchos ingredientes, para hacer croquetas de todas las variedades que puedas imaginar.
Otros usos de la bechamel son, por ejemplo, para rellenar pimientos. La combinación del sabor fuerte de estos vegetales con la suavidad de la bechamel los convierte en un plato delicioso. También sirve para rellenar crêpes, combinados con espárragos trigueros o champiñones, entre otras muchas ideas. Como podéis observar, de una receta tan sencilla, se obtienen multitud de platos. Aunque muchos temen no dar con su punto exacto, no lo dudes y prueba. No te pierdas todo lo que puedas cocinar con ella.