Cuando acudimos a algún restaurante, rara vez reparamos en que todo está cuidadosamente preparado para que nosotros disfrutemos de una velada agradable. Además de cuidar las recetas que degustaremos, es importante crear el ambiente propicio para hacer que elijamos volver a ese lugar sustituyendo la calidez y la confortabilidad de nuestra propia casa.
Evidentemente, para lograrlo, se necesita la profesionalidad de todos los trabajadores que allí concurren.
En general, solemos alabar la labor del chef de cocina, pero no somos conscientes del trabajo crucial que desempeña el especialista en restauración. Su preparación es bastante amplia, abarcando, no sólo conocimientos gastronómicos para hacer que los alimentos presentados sean adecuados y de la mejor calidad, sino también de tipo administrativo, para llevar la gestión del restaurante sin ningún problema, o de marketing, entre otras muchas cuestiones. Si deseas dedicarte al mundo de la restauración y la hostelería, aquí te explicamos cómo dar los primeros pasos para conseguirlo.
¿Qué deseas aprender?
La oferta de estudios que existe actualmente para convertirse en profesionales de la gastronomía es muy amplia. Los centros que se encargan de impartir la formación adecuada en hostelería o cocina proliferan en todas las ciudades españolas. En ellos, podremos encontrar ciclos clasificados en grados en función de la especialización que otorguen. Como nos comenta José Ángel Sierra, Jefe de Estudios de Formación y Centros de Trabajo y Relaciones Externas de la Escuela Superior de Hostelería y Turismo de la Comunidad de Madrid (ESHT), en el centro en el que él desarrolla su labor, podemos encontrar, por ejemplo, "un curso de grado medio en pastelería o panadería, servicios de restaurante y bar o cocina, así como uno de grado superior, con un nivel de especialización más elevado, en restauració".
En el ciclo de grado superior dedicado a la restauración , se prepara a los profesionales con una sólida formación teórica de varios meses. Durante este tiempo, se les enseña los procesos básicos de cocina, pastelería o panadería, junto con nociones fundamentales para administrar correctamente un restaurante. El ciclo culmina con unas horas de prácticas. Éstas variarán en el caso del tipo de grado escogido. Para los cursos de grado medio, oscilan entre las 440 y las 380 horas. En el caso del ciclo de grado superior dedicado a la restauración, el número de horas prácticas se eleva considerablemente, abarcando este periodo, como comenta Sierra, "desde el mes de enero hasta junio del año siguiente al que comenzó la formación teórica", lo que demuestra la importancia de que se practique bien lo aprendido para el desempeño de esta profesión.
Todos contentos
En el caso de los alumnos de la ESHT, "las prácticas relacionadas con la restauración de cualquier grado, se llevan a cabo siempre en hoteles y restaurantes de alto nivel" nos comenta su jefe de estudios. En los restaurantes de lujo en los que desempeñan su labor práctica podemos citar, entre otros, a Chaflán, el Café de Oriente o el Teatro Real. Y en los hoteles, suelen hacer prácticas en algunos tan cotizados como el Ritz, el Palace o el Villamagna. La posibilidad de terminar la carrera profesional mediante estas prácticas, nace, como nos explica Sierra "a través de un convenio tripartito entre la Consejería de Educación, la escuela y las empresas", lo que se traduce en un beneficio para todas las partes.
Los que mejor beneficio podemos decir que extraen de todo esto son las propias empresas. El experto de ESHT aclara que de esta relación restaurantes-aprendices, lo que obtienen los primeros es que "la formación del 'trabajador' se da dentro de la propia compañía, sin necesidad de tener que contratar, de este manera, a personas no cualificadas y tener que enseñarles de cero". A pesar de todo, esta ventaja no siempre ha sido vista así: hace tiempo "lo que realmente pensaban los empresarios es que estos estudiantes venían sin saber nada", comenta Sierra. Consideraban que eran totalmente inexpertos, sin contar que en las escuelas ya habían recibido una sólida formación anterior.
Alumnos trabajadores
Los aprendices también salen beneficiados de estas prácticas, pues es en un entorno laboral donde mejor pueden aprender la profesión futura a la que se van a dedicar. Evidentemente, el proceso de formación es lento y requiere de paciencia para que los alumnos adquieran cierta destreza. En este sentido, el profesional de la ESTH aclara que "si bien los primeros días son lentos hasta que se adaptan, luego desempeñan su labor como cualquier otro trabajador más". Aunque haya que emplear bastante tiempo en formarlos, los resultados y las ventajas obtenidas de una enseñanza ardua se verán plasmadas en la calidad del trabajo desempeñado y en la mayor facilidad que tendrán para encontrar un empleo.
A esto hay que añadir, sin embargo, un punto negativo que proviene de la concepción que algunos empresarios tienen de estos alumnos en prácticas, pues los ven como una forma estupenda de tener especialistas de calidad por ninguna retribución o por muy poca, a veces, incluso, abusando de sus horas normales de jornada laboral. Pero la tendencia, como comenta el experto, es que "las relaciones con las entidades sean buenas en general" y, aunque los alumnos a veces se quejen de lo sacrificada que resulta esta labor, los conocimientos que adquieren son todos positivos.
Un hecho significativo es que la demanda de estos aprendices tras sus prácticas suele ser muy elevada, por lo que queda constancia de que el interés por la profesionalidad dentro del mundo de la hostelería y de la gastronomía está cada vez más solicitado y es algo que verdaderamente preocupa. Hay que tener en cuenta que con estos alumnos y el trabajo que desempeñan, salimos beneficiados también los que acudimos a los restaurantes, ya que, así, sabemos que estamos siendo atendidos por verdaderos profesionales y recibiendo un servicio de estupenda calidad.