Estas mantecadas me llamaron la atención desde que las vi en el blog de Canelona, y, en cuanto las probé, quedé encantada.
Pero no solamente yo: todos los que las han probado repiten y repiten, jejeje. Caen en un abrir y cerrar de ojos. Así que tienen un peligro que no os podéis imaginar.
Por otra parte, son facilísimas de preparar. Si no tenéis Thermomix, podéis amasarlas con las manos sin ningún problema.
La única recomendación que os hago es que tengáis preparadas dos bandejas de horno: así, mientras se cuece una tanda, vamos preparando la otra, y en cuanto termine de hornearse la primera, ya metemos la segunda.
No tienen la textura de un polvorón: son más crujientitas, tipo pasta de pueblo o galleta gordita.
Al grano:
INGREDIENTES:
250 gramos de manteca de cerdo
250 gramos de azúcar
250 gramos de harina (mejor de fuerza, aunque también salen bien con harina común o de repostería)
250 gramos de almendra cruda molida
La ralladura de un limón pequeño
Una cucharadita de canela molida.
Una cucharadita de azúcar para espolvorear
Almendras crudas enteras para adornar
PREPARACIÓN:
Precalentamos el horno a 170º.
Si queremos prepararlas en Thermomix, ponemos en el vaso la almendra molida, la harina, el azúcar y la manteca, y mezclamos unos segundos a velocidad 6, hasta formar una bola.
Sin Thermomix, ponemos estos cuatro ingredientes en un bol, y amasamos hasta hacer la bola.
En cualquier caso, es conveniente no pasarse de amasado, porque la masa quedaría excesivamente blanda, y se maneja peor. Así que lo mejor es que tenga una textura arenosa, y que la vayamos juntando con las manos (como la pasta quebrada o las galletas de mantequilla).
Con las manos, vamos formando bolitas pequeñas, y las vamos colocando en la bandeja de horno, sobre una lámina de silicona o papel de hornear. Con estas cantidades, salen entre 2 y 3 bandejas de horno: no conviene que las juntemos demasiado, porque al hornearlas aumentan de volumen, y se podrían pegar unas con otras.
En el centro de cada bolita colocamos una almendra cruda, y presionamos con el dedo. Lo justo para que la almendra se pegue, no hace falta que la metamos hasta la mitad...
Mezclamos la canela con la cucharadita de azúcar, y vamos cogiendo con los dedos pellizquitos de la mezcla y espolvoreando las bolitas.
Horneamos hasta que esten doradas. En mi horno, viene a ser entre 20 y 30 minutos, pero, como cada horno es un mundo, mejor que os fijéis en el momento en que los bordecitos y la almendra de encima empiezan a tostarse: entonces, las podemos sacar.
Cuidadín ahora: salen del horno muy blanditas, así que no las toquéis ni las saquéis de la bandeja (yo me cargué una al sujetar la bandeja con una agarradera de silicona, así que mejor que uséis el tradicional paño, jajajaja). Al enfriarse, se irán endureciendo, y ya las podremos retirar a un platito, o irlas envolviendo con papel de seda.
Os recomiendo que las probéis: son una delicia. Eso sí, para la línea son mortales de necesidad: ya veis qué ingredientes llevan, jajaja.
Un beso grande para todos.