Aunque lo habitual es preparar los mejillones al vapor o a la marinera, lo cierto es que se prestan también a muchas otras formas de cocinarlos. Cubrirlos, una vez abiertos, con una suave bechamel y gratinarlos luego es una solución imaginativa y de éxito seguro que puede utilizarse tanto para un entrante acompañado de una ensalada como para un aperitivo de lujo. Además podemos enriquecer la bechamel añadiendo, como en este caso, unas gambas troceadas (sirven también unos langostinos) y utilizar un caldo hecho con las cabezas y pieles de las gambas en lugar de leche. Si agregamos unas cucharadas del caldo de los mejillones, conseguiremos darle a nuestra bechamel un plus de sabor marinero muy, pero que muy apetitoso...
Ingredientes para cuatro personas
24 mejillones grandes
12 gambas o langostinos
Dos - tres cebolletas según tamaño
4 cucharadas de harina
Cuatro cogollos de lechuga
El caldo de cocer los mejillones
Caldo hecho con las cabezas y pieles de las gambas
Dos hojas de laurel
Sal
Aceite de oliva
Vinagre de manzana
Nuez moscada
Pelamos las gambas y reservamos su carne troceada.
En un cazo con dos vasos de agua ponemos las pieles y cabezas de las gambas, junto con las hojas de laurel, y hervimos cuatro o cinco minutos a fuego suave, desespumando de vez en cuando para quitar las impurezas. Colamos y reservamos el caldo.
Ponemos los mejillones en una olla con un fondo de agua y los llevamos al fuego hasta que estén abiertos.
Retiramos y reservamos hasta que estén lo bastante fríos como para poder retirar una de las valvas sin quemarse. Vamos colocando la otra valva con la carne del mejillón sobre una bandeja de horno y reservamos.
Picamos en juliana muy fina las cebolletas, incluyendo un buen trozo del tallo verde, y las ponemos a pochar, con un poco de aceite y una pizca de sal, a fuego suave y cuidando que no se quemen. Cuando estén transparentes, retiramos y dejamos escurrir bien el exceso de aceite.
En la misma sartén, pero ya sin aceite, tostamos unos minutos la harina, removiendo bien. Añadimos la cebolleta pochada y mezclamos cuidadosamente.
Siempre a fuego suave, vamos añadiendo el caldo de las gambas, sin dejar de remover.
Añadimos las gambas troceadas y un cacillo del caldo de los mejillones y seguimos removiendo hasta conseguir una bechamel suave y ligera.
Comprobamos de sal (ojo que el caldo de los mejillones suele estar bastante salado), y agregamos nuez moscada al gusto.
Cubrimos cada mejillón con una cucharada generosa de esta bechamel y llevamos al horno, que tendremos precalentado a 200º, sólo el grill, hasta que la bechamel tenga un ligero color tostado. Ojo que no se quemen.
Servimos inmediatamente sobre los cogollos de lechuga cortados en juliana muy fina y aliñados con una suave vinagreta de buen aceite de oliva y vinagre de manzana.