Casi siempre que tengo alguna celebración o evento es un fijo en el menú. Este viernes pasado fue la fiesta del 10º aniversario de la peluquería de mi madre. Ha hecho cambios y celebramos la reapertura con una copita de cava y con algo de picoteo vegano. El éxito de estos canapés fue enorme, y muchas personas me pidieron la receta, así que aquí está con todo detalle.
Se trata de una adaptación del clásico Curried carrot dip del Veganomicon, pero a mí me gusta con una textura más fina y esponjosa, por eso aumento la cantidad de aceite y emulsiono con la MyCook a máxima velocidad. La textura cambia, queda sedosa y espectacular.
Ingredientes:
un kilo y medio de zanahorias (para quedarnos con un kilo después de pelar y eliminar las puntas)
una taza de pipas de girasol (sale igual de bien si son crudas, tostadas o fritas)
un chorro generoso de aceite de oliva VE
un diente de ajo grande
dos cucharadas generosas de curry en polvo (yo compro uno picante en Iceland, pero ponedle el que más os guste)
media cucharadita de cominos
pimienta negra (si usamos un curry suave, si lo usamos picante, no añadir)
un chorrito de zumo de limón
sal
Preparación:
Despuntar y pelar las zanahorias. Trocearlas y cocerlas en la olla a presión durante 15 minutos. Escurrirlas muy bien. Una vez escurridas, salarlas y reservar hasta que dejen de quemar.
En la jarra de la MyCook o Thermomix, o batidora de vaso o procesador de alimentos añadir todos los ingredientes juntos. Empezar a triturar a velocidad media e ir subiendo conforme la mezcla comience a estar cremosa. Triturar bien hasta que consigamos la textura adecuada. Enfriar en la nevera y disfrutar con pan, tartaletas, regañás o similares.
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