Se dice que una manzana al día mantiene al médico lejos de casa. (Sobre todo, dicen que decía Churchill, si se tiene buena puntería). Churchill y su afición a las frases ingeniosas, ya se sabe. O los aficionados a las frases ingeniosas de Churchill, que no se sabe qué es peor. Pero parece cierto que la manzana, de la que existen variedades (¡entre 5.000 y 20.000!) para todos los gustos y necesidades (culinarias) es una de las frutas con más valores nutritivos y saludables, y que aparte de comerla cruda tal cual, en la cocina puede usarse tanto en platos salados como dulces. Combina muy bien con la carne de cerdo, por ejemplo, y es el ingrediente principal de la tarta tatin, uno de los dulce más refinados. Hoy vamos a preparar pequeñas tartaletas en las que usaremos manzanas de dos variedades distintas y preparadas de dos formas diferentes. El clavo de olor añade un sorprendente toque de sabor, y la crema de limón y manzana al vino corona un postre realmente rico, de esos que gustan a todos. Y como se dice ahora: sin azúcares añadidos.
Ingredientes (para seis tartaletas)
2 láminas de masa para empanadas
3 manzanas Granny Smith de buen tamaño
2 manzanas Golden
2 limones
6 clavos de olor
Un huevo
Una vaina de vainilla
Un vaso de vino blanco
Comenzaremos preparando las tartaletas. Para ello cortamos círculos de la masa con los que forraremos el interior de los moldes que vayamos a utilizar: flaneras individuales o moldes desechables de los usados para madalenas, por ejemplo, o cualquier otro que tengamos.
Con el horno precalentado a 180º, las horneamos unos diez minutos o hasta que la masa empiece endurecerse levemente para ser manejable. No deben quedar del todo cocidas, pues se acabarán de hacer cuando ya las hayamos rellenado.
Sacamos y dejamos que se enfríen.
Ahora pelamos las manzanas Granny Smith, las cortamos en mitades, quitamos la parte der las semillas, las rociamos con zumo de limón y pinchamos en cada mitad un clavo de olor. Las envolvemos en papel sulfurizado (como en papillote) y las llevamos al horno unos quince minutos. Sacamos y dejamos enfriar.
Pelamos las manzanas Golden, las troceamos quitando la parte de las semillas y las rociamos con zumo de limón.
Las ponemos en un cazo junto con la semillas extraídas de la vaina de vainilla, la propia vaina y un par de finas rodajas de limón con su piel y las cubrimos con el vino blanco. Llevamos a ebullición a fuego medio-bajo hasta que al aplastarlas con un tenedor las manzanas se aplasten bien.
Retiramos del fuego. Colamos y desechamos la vaina de vainilla y trituramos muy bien las manzanas y las rodajas de limón con la batidora hasta conseguir una crema muy suave. Pasamos por el chino o por un colador y reservamos. Debe quedarnos una crema suave pero densa. En todo caso, usaremos el caldo de la cocción si es necesario para conseguir el punto necesario.
Retiramos los clavos de olor de las manzanas semiasadas,las cortamos en cuartos y estos en finas lonchas.
Ahora pintamos con huevo batido las tartaletas por dentro y por fuera, las rellenamos con la crema hasta la mitad, más o menos, y vamos colocando rodajas de manzana formando círculos para conseguir una especie de flor, de la que las rodajas de manzana serían los pétalos.
Llevamos nuevamente al horno nuestras tartaletas ya rellenas unos quince o veinte minutos más, vigilando para que no se quemen.
Retiramos y cuando hayan templado las dejamos un par de horas en la nevera y servimos, decoradas con unas hojitas de menta o yerbabuena.