Ayer comencé el paseo por esta feria internacional de alimentos y productos de calidad. ¿Lo continuamos? Tengo más productos interesantes de los que hablaros.
En los stands de Castilla y León, los embutidos ocupaban un papel importante. En los de Burgos, como no, su morcilla de fama mundial no faltaba. Pero, claro, acorde con la feria, en versiones deliciosas y muy originales. Por ejemplo, morcilla con manzana y calamar de morcilla. Como me explicaron éste calamar de morcilla es un calamar vaciado en crudo, relleno con morcilla, cocido y envasado al vacío. Al cocerse, se mezclan los sabores y, por lo visto, el resultado es espectacular.
Lo que gustaba mucho, constatado por las veces que tenían que rellenar las bandejas de canapés que repartían, es la crema de morcilla de Villada, una especie de paté-crema untuosa de sabor suave hecha con cebolla, arroz, manteca, sangre, pimentón, sal y especias. Además de este producto daban a conocer también su morcilla ‘ecuménica’, es decir, sin sangre, pensada para aquellos que no consumen morcilla por seguir una dieta especial o por cuestiones religiosas.
Las conserveras más afamadas estaban también presentes. Para dejar constancia de que, por ejemplo, en Don Biocarte, sus conservas son plenamente caseras, podías ver cómo las elaboraban in situ. La maestría de esta experta quitando las espinas de estas anchoas era impresionante.
Para sorprendente, las variedades de pasta con las que me topé, pero que no tuve el gusto de probar. ¿Os imagináis como debe saber una fideuá de espinacas y albahaca, unos erizos de salmón y tinta o unos espaguetis de café? También había caracoles de limón, pasta con virutas de setas o tallarines de tomate y ajo, entre otros.
Par terminar, os muestro dos de los productos que tuve la suerte de probar detenidamente en casa, puesto que me hice con unas muestras para probarlos: unos huevos trufados y un chupito de sopa de tomate con aceite y albahaca. Los primeros, son huevos que han absorbido por los poros de la cáscara el sabor y el aroma de las afamadas trufas, por lo que su yema, sabe a ello. Lo otro, simplemente hay que agitar, y probar. Prometo contaros más de ambos.