Deja sitio para el postre de Dr. Oetker

Desde el puente de la Inmaculada fui absorbida por la vorágine de hiperactividad cotidiana (incluyendo que he tenido que formatear dos veces el ordenador) que ha concluido con un maravilloso proceso febril de casi una semana. Hoy es la segunda mañana que me levanto, por fin, sin fiebre. Una mañana, por cierto, desapacible; gris, viento de poniente, lluviosa, tímido granizo... Me encuentro mareada e insegura después de tantos días en cama, pero mi madre me ha llamado y me ha dicho que eso se soluciona con un buen plato de caldo... Evidentemente, en esta semana de convalecencia he visto mucha tele, demasiada para mi gusto, y uno de los programas que ví fue Deja sitio para el postre.


Precasting: Tarta Tatín de Bernat Pérez Pons

Definitivamente, estos concursos de talento culinario a la española me sobrepasan y eso que Deja sitio para el postre no es el peor del trío junto a Masterchef y a Top Chef. Pero es que aburren... ¿Por qué en España se empeñan en hacer programas taaaaaaaaaaan largos con tan poco contenido? No lo sé, pero el resultado es que aburre. En cuanto a "Deja sitio para el postre" hay cosas que me han gustado, por ejemplo, que los concursantes van convenientemente uniformados y calzados (aunque después lo estropeen yendo a comprar con el uniforme) y que el protagonismo recae en los concursantes. El casting parece coherente: aficionados, estudiantes de cocina, algún profesional de la cocina (ojo, no es lo mismo cocina que pastelería), hay 3 mentores y, claro, Paco Torreblanca.



El primer programa de concurso concluyó con una bajísima audiencia y una discutida eliminación. Lo de la audiencia no es de extrañar pues se han encadenado las emisiones de Top Chef, Masterchef Junior y, ahora, Deja sitio para el postre desde Octubre, y, al parecer, habían emitido las semanas previas a ésta dos o tres programas sobre el casting lo cual da lugar a que la audiencia se sature. 

Me llamó la atención que la prueba de eliminación final que consistió en hacer macarons y es que a mí me pasa con los macarons lo mismo que la moda de los fondants, los cupcakes y demás, que no entiendo porqué se sobrevaloran de esa manera. Pero, desde luego, hacer macarons en 70 minutos me pareció algo interesante, ya que su elaboración dicen que es bastante tiquismiquis.


Macarons XXL presentados por Paco Torreblanca

Primeramente, valoraron la aptitud. Los tres mentores coincidieron en que el macaron del chico estaba crudo; es cierto que lo decoró más, pero la decoración tampoco era para tirar cohetes... En cuanto al de la chica, dijeron que era un macaron bien hecho y estaba bueno, aunque sin decoración. Finalmente, se votó y ganó el de la chica. Esta decisión no ha gustado mucho a la audiencia, pero yo estoy totalmente de acuerdo: lo primero es la elaboración y el sabor, y después hablamos de la decoración y presentación. De hecho, en la prueba de inmunidad Paco Torreblanca eligió la tarta de mejor sabor y no era la más bonita precisamente.
Por otro lado, se valoró la actitud, y aquí es de nuevo es donde han vuelto a surgir los efectos colaterales de esta saturación de programas culinarios. Vamos a ver, señoras y señores, que por muy concurso que sea, por muy amateur que se sea, TODOS sabemos ya a estas alturas que en una cocina hay unas reglas innegociables de limpieza, higiene personal y jerarquía, y que no tiene nada que ver con discriminar: a una cocina se entra afeitado o con la barba bien recortada y sin piercings. Lo cual me sirve de toque de atención para las chicas para a ver si alguien les dice que los pelos van debajo del gorro y no fuera... En fin...

Lo peor de Deja sitio para el postre ha sido, sin duda, ver a Paco Torreblanca, referente nacional e internacional de la Pastelería Artesanal y de Calidad, anunciando en el programa productos en polvo para hacer coulants, tartas y otras elaboraciones que me han dejado horrorizada. Paco, tú no necesitas hacer eso y nosotros tampoco lo necesitamos, de verdad. 



Conclusión: creo que es este programa, de momento, es el menos malo en cuanto a concepto, pero está claro que se les está yendo de las manos el mensaje de que cualquiera puede ser el MEJOR cocinero o pastelero por salir en un programa de la tele. He leído algunas opiniones de participantes del casting que relataban su absoluta indignación por el trato que les dieron más que por no no haber sido seleccionados por su cupcake o por su tarta de muñequitos fondant que habían hecho con su maravillosa Thermomix, icing sugar y mil colorantes. Probablemente, estos concursos deben plantearse con un poquito más de nivel y de respeto a la profesión.  Por otro lado, a ver si hacen algún concurso sobre otras habilidades, por ejemplo, de manitas caseros a ver que dicen los profesionales de la albañilería, fontanería, carpintería, electricidad, etc. de que cualquiera sea el mejor reformista de hogares simplemente porque le gusta y hace 4 chapus a sus amigos y vecinos y lo ponen en un blog.

P.D.: Muchas cosas se me han quedado atrás en este mes tan movido pero, indudablemente, no puedo finalizar este post sin manifestar mi felicidad por haber ganado en la opción salada del IV Concurso Internacional de Gastronomía organizado por Apicius y, desde luego, desearos todo lo mejor para este 2014.