Son las 8 de la mañana y Gabriel se despierta. Está un poco aturdido y se rasca los ojos. Mira fijamente a su madre que se lo come a besos y dice: Vamos ya a cole, que hoy hay pintura. Gabriel tiene cuatro años de edad y el don de entretenerse continuamente con todo lo que le rodea. Se distrae y pierde tiempo sin que su madre, María, su madre, pueda evitarlo. Pero, el reloj se ha puesto en marcha, tienen media hora para llegar a clase puntual. Pero antes hay que realizar la comida más importante del día: el desayuno.
Normalmente Gabriel come bien, pero el desayuno es otra cuestión. No hay manera de que se lo termine antes de salir corriendo para la esquina porque llega el autobús del colegio. María siempre se queda con la intranquilidad de que no va bien alimentado para la mañana tan larga que le espera. La pregunta es ¿cómo puedo conseguir que Gabriel desayune a tiempo?.
Establecer una rutina diaria
Por lo general es mejor que la primera actividad del día sea vestirse. Ninguna otra actividad debe llevarse a cabo hasta que el niño esté completamente vestido.
Establecemos el siguiente horario que es importante que los padres practiquéis regularmente como una rutina diaria.
8 de la mañana, hay que levantarse, asearse y vestirse. Dedicamos unos 20 minutos en estos menesteres.
8:30 horas, es el momento del desayuno.
8:50 horas, es tiempo de salir hacia el colegio o la guardería.
Si los niños terminan de vestirse antes del desayuno se les puede permitir hacer algo divertido. Lo mismo si terminan su desayuno antes de la hora de irse al colegio.
Veinte minutos para desayunar
Los niños deben vestirse en sus dormitorios, para que la llegada a la cocina la relacionen con el momento de empezar a desayunar.
Una vez que están aseados y vestidos se les sienta en la mesa de la cocina, no delante de la televisión, ni en el salón, sólo en la cocina.
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