Existen cinco grandes familias de tes puros, producidos todos a partir de las hojas del Thea Sinensis o Camelis Sinesis, arbusto originario de China.
Dependiendo del proceso de fermentación y del momento de recogida de la hoja, obtenemos las diferentes variedades conocidas: el té negro, el oolong, el rojo, el verde y el blanco. Las propiedades y los beneficios de cada uno son diferentes, así como su preparación y su tiempo de reposo en la tetera.
El té negro, el más popular
Es la variedad más aromática y también la más conocida: supone el 98% del comercio. Además de muy energizante, tiene propiedades relajantes y diuréticas. Después de su recolección, las hojas son sometidas a un proceso de deshidratación que hace que se ablanden y que se puedan enrollar sin riesgo de rotura. En grupos y clasificadas por tamaño, las hojas fermentan en salas muy húmedas, modificándose la composición química de las mismas, lo que aporta color y aroma. Después de un par de horas, se secan a temperatura muy alta para impedir que se produzca cualquier tipo de reacción.Los mejores tes negros proceden del norte de La India y de Sri Lanka, donde se dedican en exclusiva al cultivo y producción de este tipo de infusión. Gracias a su gran especialización, han conseguido alcanzar el de mayor calidad.
Para disfrutar de esta variedad, hay que dejar el té durante 4 minutos en agua, procurando que ésta haya alcanzado los 95º. Se puede saborear servido con un poco de canela o acompañado de leche, pero sólo lo justo para que enturbie el agua.
El té verde, el mejor viene de Japón
Elaborado a partir de las hojas más tiernas de la Camelis Sinesis, éstas se llevan a temperaturas extremas (100º C), para acabar con las enzimas, y después se secan y vaporizan. Se trata del único té (junto al blanco) que no se somete a fermentación por lo que conserva más sustancias antioxidantes y un sabor algo diferente.Su bajo contenido en teína resulta una de las características más destacadas, además de contener altas cantidades de antioxidantes y vitamina C y ser muy diurético. El tiempo de infusión es muy bajo, apenas necesita 2 minutos.
Té blanco, el 'té de la belleza'
Producido únicamente en China, es el más escaso y difícil de encontrar. Se fabrica con las primeras hojas del arbusto y su color blanquecino se debe a la utilización de las yemas aterciopeladas de la planta. Las hojas se secan al sol sobre hojas de seda y, al igual que el verde, no se somete a fermentación, por lo que es rico en antioxidantes. Gracias a estas propiedades se utiliza en la elaboración de productos de belleza, como mascarillas antienvejecimiento o ampollas faciales.De aroma fino y con un sabor suave y delicado, resulta excelente para combatir la retención de líquidos. En su elaboración sólo requiere 2 ó 3 minutos de infusión y agua a 75º C. Servido con miel adquiere un sabor dulce que le aporta un gusto delicado.
Té oolong: el té azul
Se trata de una variedad semifermentada, por lo que se encuentra a medio camino entre el té verde y el té negro. Por este motivo, comparte características con ambas variedades: es diurético y depurativo como el negro, y antioxidante como el verde.Procede mayoritariamente de Taiwán, aunque también se puede encontrar en China. De un sabor ligeramente dulce, la miel resulta, igualmente, un buen complemento para esta variedad. Para una correcta preparación necesita 3 minutos de infusión y agua a 85º C.
Té rojo, el adelgazante por excelencia
El Pu-Erh recibe su nombre popular del intenso tono marrón rojizo de la infusión. Perteneciente a la familia de los semifermentados, la hoja del Thea Sinensis es secada y tostada al sol y sometida a largos periodos de maduración en cuevas.Su bajo contenido en taninos lo hace excelente para los trastornos digestivos y resulta ideal para dietas pobres en grasas y azúcares. Ayuda a la pérdida de peso, al control del colesterol en sangre y facilita la digestión. Necesita 5 minutos de infusión y adquiere un gusto muy agradable servido con canela, limón o vainilla.