ENSALADA DE BREVAS
Me gustan los refranes, suelo usarlos con relativa frecuencia, será porque los escuchaba decir a mi madre, aunque cuando recurro a ellos me suelo sentir un tanto ?antigua? a la hora de hablar, ya que ésa costumbre tan arraigada en nuestros mayores en épocas pasadas, se van quedando en el olvido.
En colación a ésta entrada se me ocurren dos, uno de ellos voy a omitir parte del texto, ya que no está bien visto que se nombre ésa parte de la anatomía humana y si intento buscar otra palabra que lo defina, no existe ningún sinónimo que pueda usar y que haga rima con el resto de la frase. Dice asÍ: ? C?. veo, c?. quiero ? Nos viene a decir que cuando vemos algo que nos gusta muchísimo, lo queremos e intentamos por todos los medios tenerlo.
Eso me ocurrió con ESTA ENSALADA DE BREVAS que publicó hace unos días mi querida Merchi, una de las mejores blogueras cocineras del mundo mundial, su blog, sus platos, su buen hacer gastronómico, su amistad, es fuente de inspiración en Mi cocina.
Sí, ¡¡ brevas para una ensalada !! Con lo que me gusta.....
Una fruta que nada más verla me acuerdo de mi padre. No sé si habré contado en alguna ocasión que él era una persona con un gran sentido del humor, con mucho ángel y mucho salero, simpático a más no poder.
Desde niño, sería un juego infantil, tenía una costumbre a la hora de comer brevas: cerraba la mano izquierda, depositaba una breva en el redondeado hueco que forma el dedo pulgar y el índice, alargaba el brazo y con la mano derecha, desde el hombre iba midiendo el brazo con la mano, palmo a palmo a la vez que recitaba una serie de palabras encadenadas que por desgracia he olvidado (era algo así como, cuarta, menga?.) y cuando llegaba hasta la breva, cerrando la mano, de un golpe seco espachurraba la breva. Así una y otra vez me lo repetía, yo embobada, muerta de risa con sus ocurrencias nos comíamos las brevas.
Igual ya se ha perdido aquellas costumbres de que los marengos, los marineros del Palo compaginaban el ganarse la vida en la mar, con hacerse cargo de un ?esquimo? de higueras. Muchas historias me contaba mi madrina cuando junto con su padre se trasladaban al campo.
Su temporada es tan breva, que diga tan breve, que hay que darse prisa para disfrutarlos.
La higuera, que según tengo entendido puede ser de varios tipos en función de las veces que produce la breva o el higo a lo largo del año; por una parte está la higuera breval, que es aquella que da brevas entre Junio y Julio, e higos entre Agosto y Septiembre.
Por otro lado está la higuera común que sólo da higos entre Agosto y Octubre.
En Málaga, se encuentran las brevas en su plenitud de sabor, maduración y color muy a finales de Junio, aunque con anterioridad ya las podemos encontrar en nuestros mercados.
Siempre que a finales de Junio amanece un día con ?taró?, como nublado, con bruma de levante, suelo decir lo mismo que decía mi padre: ?Esto es para que madure las brevas?
Se sabe que están maduras cuando se les rompe, mejor dicho, cuando se les ?rasga? la piel, aunque existe el ?truco? de hacerles un corte con una cuchilla y así solían llegar antes de tiempo al mercado.
Y volviendo a mis refranes, he de decir que ? Quien mucho corre, atrás se halla ? y eso me ocurrió a mí, las brevas que compré para hacer una ensalada, aunque dulcísimas, con un intenso sabor, para mi gusto no estaban totalmente maduras.
¿Sabían que la higuera fueron adaptadas al consumo y recolección por el hombre antes incluso que el trigo?
La higuera y sus frutos es un icono de la cultura mediterránea y más concretamente malagueña, que desde Asia Menor llegó hasta quedarse en nuestras tierras. Árbol sagrado para los antiguos romanos y los griegos, quizás hoy en día, el gran olvidado en nuestros campos.
Es la primera vez que uso las brevas en ensalada, y aunque Merchi la acompañó de Jamón y queso, yo decidí ?casarla? con sardinas a la plancha, que lógicamente no incluí en el mismo plato.
La hice muy simple, pero el resultado, la combinación de sabores fue para mí realmente sorprendente. ¿Se animan a probarla?
¿Cómo la hice?
Lavar las brevas y cortarlas en trozos, al igual que los cogollos de lechuga.
Pelar y cortar tomates.
Preparar una vinagreta, para ello, poner en un cuenco cinco o seis cucharadas soperas de vinagre de vino y más o menos la misma cantidad de aceite de oliva virgen extra, ligándo de forma que quede casi en pomada (suelo hacerlo con un colador).
Emplatar los higos, la lechuga y los tomates, salar al gusto y regar con la vinagreta.
¡¡ Buen provecho !! Disfruten del verano, de la fruta de temporada...disfruten de Málaga. Fuente: este post proviene de Blog de Mi Cocina Carmen Rosa, donde puedes consultar el contenido original.