Bueno, como cada año por estas fechas, llevo varios días horneando y decorando galletas para celebrar Halloween en mi barrio. No vamos a entrar en si se debería celebrar en nuestro país esta fiesta anglosajona y sobre todo muy americana. Aquí somos más de recogimiento, de Todos los Santos, de ir a los cementerios. Pero ya hace años que Halloween vino para quedarse, como Santa Claus o Papá Noel. Y a mí sinceramente no me importa, teniendo niñas todo se ve de manera diferente.
En mi barrio todo comenzó hace unos años cuando una vecina americana con dos hijos empezó a echar de menos esa fiesta tan de su tierra. Se le ocurrió poner carteles por los portales del barrio para que los papás bajaran al parque de la zona con sus hijos disfrazados a hacer el tradicional “Trick or treat” (truco o trato). Y de paso que los vecinos de la zona colaboraran repartiendo chuches cuando los niños les llamaran al timbre. Lo que al principio fue cosa de cuatro gatos ahora hace que el parque se llene y cada vez haya más vecinos colaborando. Si tienes niños y en tu barrio celebran Halloween al final te apuntas sí o sí.
A mí lo que más me gusta de Halloween es hacer maratón de películas de miedo, me encantan, pero con algunas no puedo evitar que me entre el canguelo al recorrer el camino hasta mi cuarto pasando por todo el pasillo a oscuras. Hay cosas que con la edad no cambian. Y aunque algunas pelos tienen de miedo lo que yo de flamenca siempre me quedarán los clásicos del terror. Ésos nunca me fallan. Este fin de semana me conformaré con ver episodios de Halloween de los dibujos preferidos de mis hijas, maratón Halloween. Mi hija Martina está esperando como loca el nuevo episodio de Peppa Pig de Halloween que estrenan el sábado. Yo nerviosica estoy jejejeje. Porque con niños estas fiestas dejan de ser lo que eran, entrada gratis en algún pub o disco de moda si vas disfrazado, cosas que pertenecen al pasado de esta viejuna de 38 que ahora está en otra etapa de la vida. Cosas de la edad. Creo que me estoy haciendo mayor. Volvamos a las galletas.
Así que a mí se me ocurrió hacer galletas decoradas para los niños en lugar de repartir chuches. Y empecé haciendo 20, pues este año he hecho unas 60. Después de hacer calabazas, fantasmas, murciélagos, gatos, brujas y arañas, este año he decidido cambiar de modelo. Y qué mejor inspiración para hacer galletas que visitar la página de Marian de Sweetopia, esta mujer hace lo que quiere con la glasa. Es una las reinas de las galletas decoradas en USA. La idea de estas galletas la encontré en su web, no os la perdáis.
Para hacer estas galletas he duplicado la receta básica de galletas de mantequilla para decorar y de glaseado real. Además este año también he hecho la versión de chocolate de estas galletas pero con otra decoración que ya os enseñaré. He utilizado un cortador redondo y las he hecho de 4 mm de grosor. Necesitamos glaseado blanco y negro de consistencia media. La técnica que he utilizado se llama “wet on wet”, mojado sobre mojado o marmoleado. Se trata de con la ayuda de un palillo de madera o una varilla fina de metal mover la glasa para que queden mechados o difuminados 2 ó más colores. Ya utilicé esta técnica hace tiempo en las galletas de San Valentín. Y la verdad es que son más fáciles de lo que recordaba. Éso sí, tienen una dificultad, como el glaseado esté demasiado líquido no quedarán los bordes bien definidos y en el caso de colores como el blanco y el negro quedará una sombra grisácea en medio. Y si está demasiado espeso no se “correrá” un color sobre otro. A mí me han pasado las dos cosas, si es que las prisas no son buenas compañeras y a veces, abarco demasiadas cosas. La consistencia se prueba dejando la superficie de la glasa húmeda en un cuenco y cortando la superficie con un cuchillo. Ha de tardar en alisarse y volver a su forma original unos 10 segundos. Para decorar galletas hace falta tiempo, tranquilidad y paciencia. Y no desesperar, a veces no sale a la primera.
Esta vez he decorado telarañas utilizando esta técnica con glaseado blanco y negro. Una vez le coges el truco en un momento has decorado 15 galletas. Por eso me he emocionado este año y he hecho galletas a lo loco!!!! Para hacer las arañas basta con un Smartie pequeño o bolita de azúcar o chocolate tipo gragea y unas patitas (ocho exactamente) con glaseado negro. Luego decoramos los ojitos y ya tenemos nuestra galleta lista para un secado-embolsado-repartido-devorado por los niños, ¡como si no hubiera mañana! Y ahora os dejo un pequeño tutorial foto a foto.
Como veis es muy sencillo, mis hijas me han estado ayudando a decorarlas.
Necesitamos galletas de mantequilla redondas de unos 4 ó 5 mm de grosor.
Hacemos el contorno y rellenamos extendiendo con un palito o cuchara o con la manga.
Con la glasa todavía húmeda dibujamos sobre ella una espiral.
Sin dejar que se seque, desde el centro hacia afuera trazamos una línea con un palito.
Como veis queda una espiral de lo más bonita.
También se puede hacer dibujando círculos más o menos concéntricos.
Como veis no hace falta que quede perfecto, al deslizar la glasa con el palito se “borran” los defectos. Podéis hacer el trazo más o menos grueso, dejar el centro con una espiral o rellenar con un punto como me gusta a mí, deslizar en vertical o con un poco de inclinación, combinar colores como el naranja, el verde o el morado, muy de Halloween. Y añadir una araña es ya lo más.
Bienvenidos a mi particular casa de los horrores.
Con arañas, fantasmas y hasta una bruja.
Y no podían faltar las tradicionales calabazas.
Las calabazas son de chocolate las encontré por casualidad en el mercado de la Boquería.
Mañana les voy a dar otro uso, mmmm ¿coronando o un cupcake de calabaza?
Y ahora os dejo que tengo que seguir poniendo arañas a otras cuantas galletas, esta semana es un no parar. Todo sea por mis niñas y por los niños del barrio, que ya se acerca Halloween. Y aún las tengo que embolsar.
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