Cuando digo adicciones me refiero a que siempre tengo en casa reservas y cuando se terminan rápido las repongo. Pero no me vale cualquiera. Bueeeeeno, en cuanto al chocolate... menos el blanco, me pierde cualquiera. Con el regaliz es más complicado acertar. Me rechiflan los regalices que saben a palo, a regaliz de verdad, y he descubierto uno hace poco.... holandés que va recubierto de polvo de regaliz puro y es...... ¡¡¡lo mejor!!! Otro que me gusta mucho es el regaliz salado. Y si os digo la verdad.... no recuerdo desde cuando me viene esta locura... yo creo que desde la cuna, que en lugar de chupetes me daban palo de regaliz para callarme... jajaja
Recuerdo de pequeña, y no tan pequeña, que en mi casa las cajas de extracto de regaliz de la marca Gatos se compraban enteras. Eran regalices súper finos que valían 1 peseta en los kioskos. Ahora cuando me topo con alguna no puedo evitar hacerme con ella. Definitivamente sí... nací con la adicción.
En el último amigo invisible de las típicas, mi Princess Vero, me regaló una bolsita de láminas de regaliz salado que me encantó. Tanto es así que como yo aquí no lo encuentro así por ningún lado, lo guardé como oro en paño para esto. Y lo guardé en enero, sí, porque cuando lo probé sabía perfectamente cuál iba a ser su función.
Sólo me quedaba la otra parte. Dar con el regaliz que daría sabor a esta delicia. Y lo encontré. Como os he dicho antes... tronquitos de regaliz puro recubiertos de polvo de regaliz.
La cuestión principal, después de tener los ingredientes básicos para la receta, era cómo llevar a cabo esa cosa taaaaaan rica que yo me había montado en mi cabeza. Porque oye, lo fácil que es visualizarlo y casi hasta saborearlo cuando te lo imaginas con ganas, pero.... ponerlo en práctica resulta un pelín más complicado...
Tranquilos, os aseguro que ha sido posible, y tan sencillo como los cupcakes de reagliz negro que publiqué hace tiempo y que también parecían imposibles al principio.
Ingredientes200 gr de regaliz negro (cuanto más puro mejor)
200 ml de leche200 ml de nata (crema de leche) para montar
Topping de regaliz negro salado (Yo de Tiger)
Deshacemos el regaliz en una cazuela junto con la leche. Una vez derretido completamente lo dejamos enfriar en la nevera. Se formará una crema muy espesa según se vaya enfriando.
Cuando la crema esté bien fría, montamos la nata (crema de leche) bien firme y vamos añadiendo la crema de regaliz con movimientos envolventes para evitar que se baje la nata (crema de leche).
Cuando la mezcla sea homogénea la vertemos en la heladera y la dejamos hacer su trabajo durante 40 minutos. Una vez que le helado esté mantecoso lo pasamos a un recipiente y lo metemos en el congelador un par de horas, antes de consumirlo, para que se endurezca.
*Si no tenéis heladera, echáis la mezcla en el molde y lo metéis en el congelador. al cabo de una hora lo sacáis y lo batís para evitar que se cristalice. Repetís esta operación cada hora hasta que el helado esté hecho. Tendréis que batirlo unas 3 veces antes de sacarlo.