Los huevos de Pascua son un elemento muy presente en las fiestas cristianas como es el árbol de Navidad. La leyenda dice que María Magdalena llevo huevos al Emperador Tiberio anunciando la resurrección de Jesús. Tiberio le respondió que sí es esto cierto el huevo de gallina que tiene en la mano se tendría que teñir de rojo y así fue. Por esto el color rojo es el más significativo en este ritual.
Y dejando aparte las leyendas os contare lo que yo he conocido en mi casa (la de una familia ortodoxa). Los huevos se pintan en la madrugada del jueves o el sábado antes del domingo de resurrección. Con el primer huevo, obligatoriamente rojo, se ¨marcan¨ en la frente los niños. Los huevos se consumen a partir del domingo y los días siguientes. Antes de consumirlos se hace una especie de batalla (la parte más esperada por niños y mayores) chocando los dos extremos de cada huevo entre dos personas. El juego sigue hasta que solo quede un ganador y este huevo se guarda como símbolo de la fuerza. Los huevos se acompañan de un pan dulce, similar al brioche llamado Kozunak. El momento más divertido es el de pintar los huevos en familia. Para mí ha sido una gran pena no poder vivir con mi hijo esta tradición durante los tres años que ha estado con la alergia. Afortunadamente ha llegado la buena noticia del alta a tiempo y este año he tenido su ayuda y compañía para hacer nuestros huevos de Pascua. Ahora a ver quién será el vencedor ;)
Os dejo una imagen del proceso de preparación y os explico brevemente como hacer los huevos. Este año he optado por la versión clásica pero el año que viene os enseñare más técnicas por si os animáis.
Ingredientes:
huevos cocidos (empezando en agua fría con sal y cociéndolos a fuego medio-bajo para que no se rompan)
vasos de agua muy caliente con dos cucharadas de vinagre (para cada color necesitaremos vaso individual)
pinturas comestibles
algodón con aceite si queréis darles brillo una vez pintados y secos
Preparamos los vasos con el agua (muy caliente) y añadimos las dos cucharadas de vinagre. Deshacemos el color que deseamos y con la ayuda de una cuchara vamos colocando los huevos cocidos. Esperamos el tiempo necesario para conseguir el color deseado. En mi caso he usado tanto huevos comunes como blancos, los blancos principalmente para los colores pastel. Para los huevos de varios colores he usado algodón para cubrir los huevos y los he ido mojando lo con los tintes disueltos en agua. Aquí ya es cuestión de imaginación. Si preferís un acabado brillante una vez secos los huevos los podéis frotar con un algodón ligeramente untado de aceite de girasol.