El domingo pasado celebramos en España (y más países) el Día de la Madre. Pasé y disfruté de un día fantástico con mis hijas, mi marido y nuestros amigos Iris y Noel y sus pequeños. Un día lindo lindo.
Me hubiese gustado mucho compartir ese día con mi madre, pero hay más de 10.000 kilómetros que nos separan, aunque mi corazoncito estuvo con ella toooodo el día, y desde antes por supuesto también.
Cuando decidí abrir este blog lo hice pensando en mi madre. Sé que le encanta lo que mi lado creativo me invita a hacer, y que seríamos felices haciendo cosas juntas. Además de fenomenal madre, es una artista, tanto en la cocina como con la máquina de coser, pintando, con la porcelana?, bah!, para resumir: con todo lo que tenga que ver con dejar que las manos sean las reinas de la creación.
Y este post lo dedico especialmente a ella: la persona que en mi casa nos inculcó el valor de los pequeños detalles, los que con cosas simples son capaces de hacernos sentir bien: un pastel casero una tarde de domingo, el vestidito monísimo hecho de retazos de telas, una escapada al parque a tomar unos mates o comer unos sándwiches, a celebrar siempre cada cumpleaños, a "dar" sin esperar recibir.
Una mujer valiente, por muchas vicisitudes que ha tenido que afrontar y superar a lo largo de su vida. Mi madre.
Mi madre y Ainhoa, mi segunda hija (2012). Fotografía de OKOA Fotografía
Artista, artesana, pintora, costurera, cocinera. Mi casa es una fábrica de artesanías: cajitas de pinturas, pinceles, porcelanas, telas, hilos, lanas, maderas, lienzos; y sus producciones: centros de mesa, souvenirs, muñecas de trapo, cuadros, y cientos de cosas más. Si no fuera una maníaca del orden (dicho con mucho cariño mami!) podría parecer que sufre del síndrome de Diógenes, porque todo lo que ve por la calle o en la casa de alguien que están por tirarlo y a ella le gusta (como una simple rama de árbol o un pedazo de tela), se lo lleva a casa y lo reserva hasta que pasado un tiempo lo transforma en algo maravilloso.
El hada de trapo de la siguiente secuencia de fotos la hizo utilizando un pedazo de mi vestido de graduación, e hizo otra parecida con mi vestido de 15 años. Para mí eso tiene un gran valor, porque un vestido que ya tiene más de 20 años en una caja ha sido recuperado para que mis niñas disfruten de la belleza y la ternura que es capaz de crear su abuelita, a kilómetros y kilómetros de distancia.
Con la porcelana en frío hace auténticas obras de arte. Es capaz de modelar unas caritas perfectas y unas flores bellísimas. Espero que en nuestro próximo encuentro pueda enseñarme sus técnicas y adaptarlas a la pasta de azúcar. Me he estado aguantando las ganas de tomar un curso de modelado a la espera de que sea ella quien me enseñe! Lo que pasa es que ya van a hacer dos años que no la veo!
Y en este post, que escribo en homenaje a mi madre, quiero compartir su tarta típica de cumpleaños. La mejor tarta (o torta, como se dice en Argentina). Las más rica!!! Y no lo digo yo solamente, lo dice toda la familia, y mis amigos de España siempre me dicen que les gusta más cuando hago ese tipo de tartas.
Y no es para nada complicada. El bizcocho puede ser un genovés o cualquier receta que te quede esponjoso. El secreto sólo está en el relleno.
¿Quieres saber cuál es?
Ingredientes:
Para el bizcocho:
(Receta del bizcocho genovés, adaptada de Thermomix)
- 6 huevos
- 180 g de azúcar
- 1 1/2 cdta. de azúcar vainillado
- 180 g de harina de repostería
- 1 pellizco de sal
Para el relleno:
- 100 g de azúcar
- 150 ml de agua
- 2 cdas. de vino moscatel
- 250 g de dulce de leche
- 500 g de nata (crema de leche) para montar (crema de leche)
- 150 g de azúcar glas (azúcar impalpable)
- 1 cdta. de extracto de vainilla
- Piña (ananá) a gusto
- Coco rallado c/n
Preparación:
Precalentar el horno a 180º.
Con batidora eléctrica, batir los huevos junto con el azúcar y el azúcar vainillado durante 10 minutos a máxima potencia, hasta que dupliquen su tamaño.
A continuación, agregar poco a poco la harina previamente tamizada con la sal, incorporándola con una espátula y movimientos envolventes.
Verter la preparación en un molde engrasado y hornear durante 45-50 minutos. Comprueba con un palillo si el bizcocho está listo antes de sacarlo del horno. Si no sale limpio, déjalo unos minutos más.
Yo dividí la preparación en dos moldes de 15 cm de diámetro y los horneé a la vez durante 40 minutos.
Preparación en Thermomix:
Colocar la mariposa en las cuchillas y verter en el vaso los huevos con el azúcar y el azúcar vainillado. Programar 6 min/37ºC/vel 4.
Seguidamente, volver a programar 6 min/vel 4, esta vez sin temperatura.
Añadir la harina y la sal alrededor de la mariposa y programar 4 seg/vel 3. Retirar la mariposa y terminar de mezclar la preparación con una espátula con movimientos envolventes.
Preparación de la crema chantilly:
Batir la nata (crema de leche) hasta montarla asegurándonos de que tome cuerpo y consistencia. Añadir el azúcar glas y el extracto de vainilla y batir un poco más hasta incorporarlos a la crema.
En la Thermomix, enfría el vaso antes en el frigorífico por un mínimo de media hora. Una vez que el vaso está frío (y la nata (crema de leche) también por supuesto), coloca la mariposa en las cuchillas y bate la nata (crema de leche) programando velocidad 3,5 sin programar tiempo y controlando que la crema tome cuerpo y consistencia. El tiempo dependerá del punto de frío de la nata (crema de leche), del propio vaso y de la temperatura ambiente, por tanto no hay tiempo estimado ni establecido. Cuando la nata (crema de leche) haya montado añadir el azúcar y el extracto de vainilla e incorporar batiendo unos segundos más a 3,5 de velocidad. Reservar en el frigorífico.
Preparación del almíbar:
En una cacerola pequeñita calentar 100 g de azúcar con 150 ml de agua durante aproximadamente 10 minutos. Retirar y dejar enfriar. Añadir 2 cucharadas de vino moscatel. Reservar.
Montaje de la tarta:
Cortar los bizcochos en capas de 2 cm de alto aproximadamente. Recomiendo usar una lira niveladora para cortarlos de la misma altura y a nivel.
Mojar (calar) la primera capa de bizcocho con almíbar y cubrirla posteriormente con una capa generosa de dulce de leche.
Colocar la siguiente capa de bizcocho y mojar nuevamente con almíbar. Cubrir esta capa con abundante crema chantilly y la piña troceada (en trozos bien pequeñitos).
Colocar una nueva capa de bizcocho, volver a mojar con almíbar, y cubrir con dulce de leche espolvoreado con coco rallado.
Poner encima la última capa de bizcocho y mojar con el almíbar.
Ahora, sobre toda la superficie, untar con una fina capa de crema chantilly o de dulce de leche.
Finalmente, decorar a gusto con la crema chantilly.
TIPS E IDEAS:
- En lugar de piña mi madre suele utilizar también melocotones (duraznos) en almíbar.
- En lugar de coco rallado mi madre suele utilizar también frutos secos garrapiñados, triturados.
- En lugar de azúcar vainillado mi madre aromatiza sus bizcochos añadiendo la ralladura de un limón o una naranja.
- A menudo, mi madre prepara una crema fusionando el dulce de leche con mantequilla o queso fresco, y eso le da un sabor mucho más suave.
- El dulce de leche es un dulce típico de Argentina y Uruguay. En Colombia se le conoce como "arequipe", y en México como "cajeta". En España se consigue en casi todos los grandes supermercados. Pero en breve os compartiré la receta de cómo hacer un dulce de leche riquísimo en casa con la Thermomix (estad atentos/as a mi blog!)
- La tarta se pone más rica cuando más ha reposado, así es que es mejor si se prepara dos días antes de consumirla. Los sabores se han impregnado y es simplemente deliciosa.
- Puesto que lleva nata (crema de leche), es importante que esta tarta siempre se mantenga refrigerada.
- En Argentina la nata (crema de leche) (o crema de leche) es ideal para decorar. Es muy estable y que yo sepa no hay riesgo de que la decoración "se venga abajo". Con la nata (crema de leche) que hay en España (aún la de 35% materia grasa) no pasa igual, y con poco calor que haga la decoración se empieza a desmoronar... Para lograr un poco más de estabilidad, te aconsejo agregarle una cucharada de queso crema, o estabilizante para nata (crema de leche). O, alternativamente, usar nata (crema de leche) vegetal, aunque el sabor no tiene nada que ver...
La tarta, además de ser la receta de mi madre, lleva unas flores modeladas por ella misma en porcelana en frío y que guardo con mucho aprecio. ¡Qué artista es!¿ No?
En cada cumpleaños mi madre hace unas tartas enormes, porque todo el mundo siempre quiere repetir, y además a ella le encanta guardarse un buen trozo para seguir disfrutando de tarta dos o tres días después, porque dice que está cada vez más rica a medida que pasan los días.
Y este es el corte de la tarta. Cuando la serví le puse unas fresas encima que quedaron fantásticas. En casa nos fascina esta tarta... Y con mojitos, espectacular!!
Y tú? ¿Qué has hecho por el Día de la Madre? Cuéntame porfa, y si has hecho algún homenaje y lo quieres compartir, te invito a que participes en el Reto de mayo: Homenaje a Mamá.
Cuéntame! Cuéntame!
Cariños,