Hace tiempo que no hacía mermelada, entre otras cosas porque tenía en la despensa algún que otro tarro de mermelada de frambuesa y de melocotón que hice hace unos meses. Y ya tenía ganas de hacer más mermeladas porque además de las galletas, una cosa que me encanta es el pan con mantequilla y mermelada casera. Como ya os dije en las otras entradas que he hecho, la mermelada es algo muy sencillo de hacer y que además te permite tener tu fruta favorita disponible todo el año.
Es ideal también para regalar, me consta que a mucha gente le hace mucha ilusión recibir un regalo así y si no haz un día la prueba y verás como tengo razón.
Esta vez he decidido hacer mermelada de arándanos porque es una fruta que nos gusta mucho en casa y además es muy saludable. Se dice que es la fruta con más antioxidantes que hay y entre otras cosas, su consumo habitual hace que nos proteja de muchas infecciones. Tienen además propiedades hipoglucémicas, antibacterianas, antiinflamatorias, y astringentes entre otras. Un dato interesante también es que en la medicina tradicional se utiliza esta fruta desde la antigüedad hasta el día de hoy por la cantidad de propiedades beneficiosas y curativas que tienen los arándanos.
Se cultivan principalmente en Estados Unidos, siendo además el país mayor consumidor y exportador de esta fruta, aunque en los países del norte de Europa también hay un cultivo importante de arándanos.
INGREDIENTES:
1 kg. de arándanos azules
500 gr. de azúcar
El zumo de medio limón
ELABORACIÓN:
Ponemos los arándanos en un bol junto con el azúcar y removemos hasta que quede todo bien mezclado. Tapamos el recipiente y tienes dos opciones, dejarlo a temperatura ambiente durante al menos una hora, o meterlo en la nevera durante dos o tres horas. También puedes preparar la fruta por la noche y dejarla hasta la mañana siguiente en la nevera para preparar entonces la mermelada. Yo suelo hacer ésto último.
Verter todo el contenido del bol en un cazo junto con el zumo de limón y poner a fuego medio alto hasta que comience a hervir. Bajar entonces el fuego y dejar cocer durante 30 o 40 minutos removiendo de vez en cuando y desespumando la superficie, sobre todo al principio.
Si tienes termómetro de cocina, introdúcelo en la mermelada y éste deberá marcar 104º C para saber cuándo está lista la mermelada . Pero si no tienes termómetro, basta con que metas un plato pequeño en el congelador cuando comiences con el proceso de la mermelada y después de cocer durante 30 minutos aproximadamente, saques el plato del congelador y eches una cucharadita de mermelada. Después de dos minutos empuja la mermelada un poco con el dedo. Si observas que se forman arrugas es que ya está lista nuestra mermelada pero si no ocurriese esto, la volvemos a poner al fuego cinco minutos más y repetimos la operación.
ALGUNAS ACLARACIONES:
El azúcar es un conservante natural y ese es el origen precisamente de la mermelada, se empezó a cocinar la fruta con azúcar con el fin de tenerla en conserva durante periodos largos de tiempo.La cantidad de azúcar a utilizar a la hora de elaborar mermeladas es muy variable y depende de varios factores como la madurez de la fruta, cuánto de dulce sea ya de por sí y por supuesto si nos gusta la mermelada más o menos dulce. También es importante saber si vas a hacer la mermelada para consumo inmediato, en cuyo caso no es tan importante la cantidad de azúcar a utilizar o si por el contrario vas a hacer mermelada de larga duración, para lo cual deberás emplear la misma cantidad de azúcar que de fruta, es decir, por cada kilo de fruta utilizaremos 1 kilo de azúcar.
Es importante retirar la mermelada en el punto justo, es decir cuando alcance los 104º C. ya que es en ese momento cuando , el ácido y la pectina de la fruta reaccionan con el azúcar haciendo que al enfriarse quede sólida la mezcla.
No todas las frutas tienen igual cantidad de pectina y es por eso que se le añade zumo de limón en el momento de poner a hervir la mermelada, ya que el limón o la manzana son de las frutas que más proporción de pectina contienen.
ESTERILIZACIÓN Y ENVASADO DE LA MERMELADA:
Es muy importante que conservemos la mermelada libre de organismos y bacterias y para ello vamos a hacer un proceso de envasado mediante el cual conseguiremos tener nuestra mermelada bien conservada durante más tiempo. Es lo que se llama como esterilización en agua hirviendo o pasteurización.
Vamos a comenzar lavando bien con agua y jabón los tarros que vayamos a utilizar para guardar la mermelada cuando ya esté lista.
A continuación los vamos a esterilizar metiéndolos en una cacerola con agua hasta que estén completamente cubiertos y sin cerrar, es decir los botes por un lado y las tapas por otro. Pondremos un trapo en el fondo de la cacerola con el fin de que no se rompan los tarros cuando el agua esté hirviendo. Cuando el agua comience a hervir, contaremos 10 minutos y con ayuda de unas pinzas sacaremos los botes y las tapas y los dejaremos escurrir sobre papel de cocina.
Ahora vamos a hacer el proceso del vacío que es lo que hará que nos dure mucho más tiempo nuestra mermelada, eso si no nos la comemos antes claro
En una cacerola volvemos a colocar un trapo en el fondo y los tarros que hemos esterilizado anteriormente pero esta vez llenos con la mermelada. Los llenaremos hasta arriba. Llenamos la cacerola con agua fría hasta llegar a llenar 2cm. por encima de los tarros. Dejamos que hierva durante 20 minutos contando desde que rompa a hervir. Retiramos del fuego y los dejamos dentro del agua hasta que seamos capaces de meter la mano para sacarlos, aproximadamente 40 ó 45 minutos después. En el proceso de enfriamiento, la mermelada se contrae y es lo que hará que se le haga el vacío en el interior del frasco. Sacamos los tarros del agua y comprobamos si hemos conseguido hacerles el vacío presionando la tapa, si ésta cede es que no lo hemos logrado y si por el contrario la tapa permanece firme es porque has hecho el proceso a la perfección.
Ahora ya puedes decorar y etiquetar tu mermelada casera como más te guste.
A la hora de abrir nuestro bote debes notar cierta resistencia y escuchar el clásico "pop" que no es más que el aire entrando en el bote.