Uno de los grandes placeres de vivir rodeada de verde es recoger lo que nos ofrece la naturaleza gratuitamente. Higos, castañas, avellanas y, por supuesto, moras son algunos de los manjares que encontramos en los paseos al lado del río. Lo que siempre me llama la atención es que no haya más gente que aproveche esta situación y vaya recolectando frutas y frutos. Aunque bien pensado, más que quedan para mí
Este verano, por ejemplo, recogimos más de dos quilos de moras así que hicimos mermelada para toda la familia.
A nosotros nos encanta porque es dulcita y, al mismo tiempo, tiene el toque ácido de las frutas del bosque, vamos, una delicia nada empalagosa. Para tomarla, además de las tostadas del desayuno, os recomendamos que la uséis para acompañar el queso de cabra, como podéis ver en la foto. La combinación es fabulosa.
¿Qué necesito?
500 gr de moras
200 gr de azúcar
1 cucharada de zumo de limón
¿Cómo lo hago?
Lavamos muy bien las moras, sobre todo si son silvestres, y las ponemos en un cazo con el azúcar y el zumo de limón. dejamos reposar durante unos 15 minutos hasta que la fruta suelte algo de líquido.
Ponemos el cazo al fuego bajo y dejamos que se cueza durante unos 40 minutos revolviendo de vez en cuando. Al principio de la cocción debemos retirar, con una cuchara o espumadera, la espuma que se vaya formando.
Una vez pasado este tiempo, la mermelada está lista para ser envasada. La metemos aún caliente, en botes (previamente esterilizados), los cerramos y los colocamos boca abajo hasta que se enfríe totalmente y así se conservará al vacío durante bastante tiempo.
¿Qué más necesito saber?
Tal y como la hemos hecho, la mermelada tendrá muchas moras enteras ya que a nosotros nos gusta encontrarnos los tropezones de fruta. Si preferís un acabado más fino y que no se note la fruta tanto solo tenéis que batir la mermelada o pasarla por un pasapuré al acabar de cocerla.