En esta ocasión, se me ha antojado realizar una de esas comidas que se han realizado toda la vida, para aprovechar el pan duro, que ahora tenemos guardada en el libro del olvido, aunque últimamente se está convirtiendo en una comida habitual en casita.
Hoy he optado por unir al pan duro remojado una lata de callos y rodear el pan, para que no se escape de unos mejillones abiertos al vapor.
Ingredientes (2 personas):
2 panecillos de bocadillo
16 mejillones cocidos
1 lata de callos
1 cabeza de ajos
1 lata de guisantes
1 blíster de daditos de beicon
Kétchup
Perejil fresco
Sal
Aceite de oliva
Preparación (90 minutos):
El día anterior cortamos el pan a rebanadas y lo cubrimos de agua, dando unas vueltas de tarde en tarde, para que el pan se remoje bien.
Colocamos el pan en un escurre verduras para que suelte el excedente de agua.
En una sartén amplia, echamos un generoso chorro de aceite, poniéndolo a calentar.
Desgranamos los dientes de una cabeza de ajos, los colocamos en la sartén y los doramos en el aceite, retiramos los ajos y reservamos.
Añadimos a la sartén donde hemos dorado los ajos, los daditos de beicon y cuando cambien de color, añadimos el pan escurrido, sazonamos y removemos.
Ahora toca darle vueltas a fuego medio, alrededor de 45 minutos o hasta que las migas comiencen a dorarse.
Añadimos los callos, los guisantes escurridos y los ajos que habíamos reservado y dejamos cocinarse hasta que el pan absorba el caldito de los callos, alrededor de 30 minutos a fuego medio.
Colocamos un molde de emplatar en el centro de cada plato donde serviremos las migas y repartimos estas entre ambos moldes.
Colocamos los mejillones alrededor de las migas, retiramos el molde y decoramos con unas hojas de perejil fresco.
Aderezamos los mejillones con un chorrito de kétchup.
Comer calentitas.