Nos gustan las palomitas. Nos gustan tanto que hasta estamos dispuestos a pagar un ojo de la cara y parte del hígado para comerlas en su hábitat natural: el cine.
Perdone, parece que ha habido algun error. He comprado una bebida y unas cuantas palomitas y ahora no tengo dinero.
Pero las palomitas no siempre fueron tan caras. De hecho la historia y el éxito de este clásico binomio, cine y palomitas, se remonta a los años de la gran depresión en Estados Unidos. En aquel entonces acudir al cine se consideraba una actividad de tiempo libre económica. El precio de una entrada en los años 30 rondaba los 20 céntimos de dólar, unas 40 veces inferior al precio actual. Un par de décadas antes costaba tan sólo cinco céntimos. (Cinemanía)
Curiosamente fueron los propios espectadores los que instalaron la costumbre de deglutir palomitas frente a la gran pantalla. Compraban el alimento a los vendedores ambulantes instalados en las inmediaciones para entretener el estómago durante las largas sesiones de cine con muy poco dinero. Durante los años 30, con la invención de aparatos más modernos y menos pestilentes para hacer palomitas, los propietarios de los cines comenzaron a venderlas en el propio local y la fómula mágica se asentó como una costumbre social hasta el día de hoy. El precio de la bolsa de palomitas entonces, rondaba los diez céntimos de dólar. Un precio asumible para los bolsillos de los espectadores más humildes muy por debajo del actual aún ajustando la inflación
Sin embargo no fueron los Norteamericanos quienes inventaron las palomitas sino los Mesoamericanos muchos años antes.
Las mazorcas de maíz palomero (Zea mays averta) más antiguas fueron encontradas dentro de la Cueva de Murciélagos en Nuevo México, Estados Unidos, por el antropólogo Herbert Dick y el botánico Earle Smith entre 1948 y 1950.
Aquellas mazorcas prehistóricas, estaban tan bien conservadas que los investigadores pudieron hacer estallar los granos y convertirlos en palomitas 5600 años después de su creación. Lo que resulta tan inverosímil como la propia historia del maíz.
En su muy recomendable libro titulado, En casa. Una breve historia de la vida privada, Bill Bryson, hace un elegante y divertido resumen de la misteriosa historia de esta planta:
"Los Mesoamericanos fueron los mayores cultivadores de la historia, pero de todas sus numerosas innovaciones hortícolas, ninguna ha sido más importante o inesperada como la creación del maíz. Seguimos sin tener ni idea de cómo lo hicieron. Si observamos las formas primitivas de cebada, arroz o trigo y las comparamos con sus contrapartidas modernas, vemos enseguida las afinidades. Pero el maíz salvaje no se parece en nada al maíz moderno. Genéticamente, su pariente más próximo es una hierba muy fina llamada teosinte, pero más allá del nivel similar de cromosomas no existe parentesco visible. El maíz crece en forma de robusta mazorca en un único tallo y sus granos quedan encerrados en el interior de una cáscara rígida y protectora. Una mazorca de teosinte, en comparación, mide poco más de dos centímetros de largo, carece de cáscara y crece en múltiples tallos. Su valor alimenticio es casi nulo; un grano de maíz es más nutritivo que la mazorca entera de teosinte.
Queda fuera de nuestro alcance adivinar cómo alguien consiguió cultivar mazorcas de maíz a partir de una planta tan diminuta y poco propicia, o incluso cómo se le ocurrió intentarlo. En 1969, y con la idea de cerrar el tema de una vez por todas, un grupo de científicos del mundo entero especializados en alimentación convocaron la conferencia sobre el origen del maíz en la Universidad de Illiois, pero los debates se tornaron tan vituperiosos y agrios, y personales en muchas ocasiones, que la conferencia acabó sumida en el caos y nunca llegó a publicarse ningún tipo de documento. Desde entonces no ha habido más intentos. Pero los científicos están bastante seguros de que el maíz se domesticó en primer lugar en las planicies del oeste de México y no tienen la menor duda, gracias a las convincentes maravillas de la genética, de que fue a partir del teosinte, pero cómo se hizo todo sigue siendo el eterno misterio.
Pero se logró, crearon la primera planta del mundo resultado de la ingeniería, una planta tan profundamente manipulada que ahora depende por completo de nosotros para su supervivencia. Los granos de maíz no se desprenden por sí solos de la mazorca, razón por la cual el maíz no existiría si el hombre no lo arrancara y lo plantara. Si el hombre no lo hubiera atendido constantemente durante estos miles de años, el maíz se habría extinguido. Los inventores del maíz no solo crearon un nuevo tipo de planta, sino que además crearon -concibiéndolo a partir de nada, en realidad- un nuevo tipo de ecosistema que no existía en ninguna parte de su mundo. En Mesopotamia, había ya prados naturales, por lo que el cultivo fue básicamente una cuestión de transformar campos de cereales naturales en campos de cereales mejores y controlados. Pero en la árida maleza de América Central, los campos eran desconocidos. Tuvieron que ser creados a partir de cero por gente que jamás había visto una cosa parecida. Fue como si alguien en pleno desierto se imaginara un prado.
Hoy en día, el maíz en mucho más indispensable de lo que la gente cree. La fécula de maíz se utiliza en la fabricación de bebidas con gas, chicles, helados, mantequilla de cacahuete, Kétchup, pintura para vehículos, líquido para embalsamar, pólvora, insecticidas, desodorantes, jabón, patatas fritas, apósitos quirúrgicos, laca de uñas, polvos desodorantes para los pies, aliños para ensaladas y varios cientos de cosas más. Tomando prestadas las palabras de Michael Pollan, no es tanto que hayamos domesticado el maíz como que el maíz nos ha domesticado a nosotros."
Bill Bryson, En casa. Una breve historia de la vida privada.
Para hacer palomitas se debe utilizar la variedad de maíz palomero, una variedad que se caracteriza por tener una corteza más gruesa e impermeable a la humedad que cualquier otra. Debido a ello, al calentar el grano más alla de su punto de ebullición (100ºC), el agua dentro del grano comienza a convertirse en vapor, generando presiones internas de hasta 9 atmósferas. Gracias su corteza gruesa, el maíz palomero se mantiene sellado, pero a medida que el calor y la presión interna aumentan la corteza cede y el grano explota haciendo que el núcleo almidonado de la semilla se convierte en una especie de espuma. (Palomanía)
Y bien, con todo este conocimiento a nuestras espaldas, ya estamos listos para hacer estallar unos cuantos granos y preparar unas palomitas tan, pero tan, tan, buenas y adictivas que raro sería que permanecieran con vida más de dos días en casa. De hecho lo mejor es compartilas cuanto antes porque es comer una y no poder parar.
Son dulces, crujientes, ligeramente saladas, blanditas e infinitamente mejores a cualquier palomita de bolsa o cine. Son fáciles de hacer y el acompañante perfecto para corazones rotos, helados y tardes de cine. No me creo que os las perdáis. No creo me creo que no queráis probarlas.
{RECETA DE PALOMITAS CON CARAMELO SALADO}
INGREDIENTES
115 gr (1/2 cup) de granos de maiz
Un chorrito de aceite
70 gr de mantequilla
100 gr (1/2 cup) de azúcar moreno
60 ml (1/4 cup) de golden syrup*
1/2 cucharadita (tsp) de sal
1/2 cucharadita (tsp) de bicarbonato
1/2 cucharadita (tsp) de extracto de vainilla
PREPARACIÓN
1. Precalienta el horno a 120ºC.2. Calienta un poco de aceite en una cazuela grande. Cuando este caliente echa los granos de maíz y tapa la cazuela. Cuando los granos comiencen a estallar remueve de vez en cuando la cazuela, sin quitar la tapa, para que quede el menor numero de granos sin estallar. Cuando el sonido de los estallidos comience a ralentizarse apaga el fuego y traspasa las palomitas a otro bol para que no se quemen en la cazuela. Después traspasalas de nuevo a otro bol puñado a puñado, así podrás deshacerte de los granos que han quedado sin hacer porque se quedarán en el fondo. Reserva.
3. En un cazo pequeño, funde la mantequilla , el azúcar, el golden syrup y la sal a fuego medio alto. Mezcla, con una cuchara de madera, lo justo para que quede todo bien integrado. Cuando comience a hervir deja cocinar unos 5 minutos más sin remover. En este periodo el caramelo burubujeará bastante, espesará y adquirirá un tono dorado no demasido oscuro.
4. Cuando el caramelo esté listo, apaga el fuego y añade la vainilla y el bicarbonato. Mezcla con una cuchara de madera. El bicarbonato provocará una reacción que hará que el color del caramelo palidezca un poco y se formen muchas burbujas pequeñas en el mismo.
5. Vierte una parte del caramelo sobre las palomitas y mezcla con una o dos cucharas de madera. Continua añadiendo el resto del caramelo, removiendo bien tras cada adición, hasta que haya quedado bien distribuido. (No es necesario que este perfecto)
6. Coloca las palomitas sobre una bandeja para horno engrasada o cubierta de papel de hornear. Espárcelas lo mejor posible y hornea durante 1 hora aproximadamente, teniedo cudidado de que no se quemen y removiendolas cada 10-15 minutos.
7. Saca las palomitas del horno y deja que se enfrien. Después separa las palomitas que estén pegadas con las manos.
8. Sirve, o guardalas en un recipiente cerrado.
NOTAS1. El golden syrup o sirope dorado, es una melaza clara muy consumida en Gran Bretaña. Yo lo compré en un supermercado grande, al lado del azúcar pero si no puedes encontrarlo o no quieres comprarlo puedes sustituirlo por jarabe de maíz, claro o oscuro, o por miel o melaza.
2. No es recomendable hacer las palomitas de bolsa para microondas porque suelen ser menos resistentes que las caseras. Aunque a falta de otra cosa, podrían servir. Mejor eso sí, los preparados para palomitas bajas en sal.
3. Puedes doblar la receta sin problema si quieres hacer más cantidad.
FUENTES
1. Cinemanía.com, Por qué comemos palomitas en el cine.
2. Taringa, Algo de Historia: Palomitas de maiz
3. Jenny Jones youtube, Best Caramel Corn Ever!
5. Curtis Stone, Salted caramel popcorn
4. Objetivo cupcake perfecto, Palomitas con toffee
5. Palomanía, Las palomitas en la historia