Ir a ver una película al cine es uno de esos caprichos que deberíamos concedernos de vez en cuando por la cantidad de sensaciones agradables que es capaz de aportarnos. Y es que no podemos negar que todo en el cine tiene su encanto: conseguir las entradas centradas. El momento en el que, por fin, te dejan entrar en la sala. Ese día que llegas muy tarde y cuando entras aún no se han apagado ni las luces. El intenso olor a palomitas. Ese mandamiento de "No comerás palomitas hasta que no empiece la película" y picas una... y luego otra... Y al final se te caen de entre los dedos de cogerlas a puñados... Después empieza la película y entonces ríes, lloras, te tapas los ojos o los abres mucho para no perderte nada... Y cuando termina, ¿qué mayor placer puede haber que ir a tomarte un café y hablar de la peli?
Hoy nos llevamos el Cine a casa. Como no podía ser de otra manera, es indispensable preparar un buen cuenco de PALOMITAS DE MAÍZ y nos vamos a atrever a hacerlas CASERAS... Porque meter un sobre de los que venden en el microondas es muy fácil, pero no os imagináis lo reconfortante que es hacerlas artesanalmente.
Vale... Seguís pensando que sigue siendo más fácil hacerlas en el microondas y, sí, lo es, pero he de decir en su favor, que se tarda casi lo mismo en prepararlas y el resultado es igual. No obstante, la diferencia más notable entre unas y otras es una cuestión de salud. Mientras que unas palomitas de maíz caseras (realizadas con un buen aceite de oliva) se convierten en uno de los aperitivos más saludables por la cantidad de vitaminas y minerales que poseen; las palomitas que venden en bolsitas para microondas tiene mucha sal, grasas saturadas y trans que aumentan el colesterol y las enfermedades cardiovasculares.
Nosotros en casa, desde que las hacemos de forma tradicional ya siempre las preparamos así y están.. ¡¡de cine!!... Me ha salido un chiste al más estilo Matías Prats ;)
INGREDIENTES:
-Maíz palomero (es fácil encontrarlo en la sección de frutos secos de los supermercados).
-Aceite de oliva virgen extra (o aceite de girasol).
-Sal.
1. Cubrimos la base de la olla que vayamos a utilizar con aceite. Simplemente un hilito que cubra la base; NO es cuestión de que el maíz nade en aceite. La ponemos a fuego alto (con cuidado de que no se queme).
2. Cuando el aceite ya haya cogido temperatura, añadimos el maíz. La cantidad de maíz va a ir en función de lo grande que sea la cacerola. Igual que con el aceite, tiene que cubrir más o menos la base, pero sin apelotonarlas. Zarandea un poco la olla para que el maíz se embadurne bien de aceite.
Se podrían echar unas poquitas más.
Con esta cantidad saldrán, más o menos, la mitad de la cacerola.
3. Tapa la olla para que no se salgan las palomitas cuando empiecen a saltar como locas. Mientras se están "cociendo" (antes de que exploten) yo vuelvo a agitar un poco la olla para que el maíz se mueva un poco y no se queme.
4. Una vez que empieza a explotar el maíz, a mitad de la traca, de nuevo zarandeamos un poco la olla (sin quitarle la tapa).
5. Estarán hechas cuando notes que ya casi no explotan (un intervalo de unos 3 segundos entre una y otra). Es mejor no apurar mucho para que las que están abiertas no se quemen.
6. Después añades la sal al gusto y pásalas rápido a un bol.
Aunque no deja de ser un alimento calórico sí que tiene 5 veces menos calorías que cualquier otro aperitivo como, por ejemplo, las patatas fritas, así que si queréis darle un buen snack a vuestros hijos no dudéis en tener siempre un paquete de maíz en casa. Además, como decía anteriormente, posee una gran cantidad de vitaminas y minerales. Es un alimento anti-cancerígeno, anti-envejecimiento, reduce el azúcar en sangre y el colesterol, etc... ¡¡Éso sí!!, como todo, hay que consumirlo con moderación.
MÁS COSILLAS:
-Si queréis darles un toque de sabor a las palomitas, existen sazonadores especiales que le aportan sabor a mantequilla, queso, ketchup, etc.
-Hay máquinas palomiteras que las hacen con aire caliente (sin nada de aceite), reduciendo considerablemente las calorías y convirtiéndolo en un alimento muy saludable.
¿SABÍAS QUÉ...?
El león de La Metro era gafe... Nadie podía creer lo que encontraron junto con los supervivientes de un avión fletado por la Metro Goldwyn Mayer que se estrelló en Arizona el 21 de septiembre de 1927. De entre los restos del avión apareció Slats, el primer león de la Metro al que llevaban a Nueva York para cumplir ciertos compromisos publicitarios. Pero "Leo", como así rebautizaron a todos los leones de la Metro, no solo sobrevivió a este accidente, también salió ileso de un incendio, de dos accidentes ferroviarios, un terremoto, una inundación y apunto estuvo de naufragar el barco que le trajo a Estados Unidos... ¿Mala suerte?... Yo diría "Buena".
Como curiosidad os cuento que nunca se llegó a escuchar el rugido de Slats ya que él representó a La Metro entre 1924 y 1928, coincidiendo con la época del cine mudo. Durante varios años estuvo recorriendo Estados Unidos de promoción; acudía a los estrenos de las películas y sus cuidadores firmaban autógrafos con la frase: "Rugientemente suyo, Leo".
otrodiaperfecto12@gmail.com
Si te ha entrado gusanillo de cine:
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