Pues eso, PAN con mayusculas, del de verdad, una hogaza increiblemente buena (aun mejorable, pero buena al fin y al cabo) de otro pan que os traigo con Masa madre.
Esta es la receta mas sencilla del mundo en cuanto a panes de masa madre, es el PAN que mejor puede llevar ese nombre, ya que solo lleva, harina, agua y sal, absolutamente NADA mas. Y aunque estoy deseando probar un montón de cosas, mezclar harinas, añadir mas ingredientes (como en el caso del delicioso pan de queso y pimienta) este no podía faltar en el recetario, porque creo que es el primer pan que todo el mundo tendría que probar tras elaborar la masa madre.
Otra cosa en la que voy mejorando con los panes, es en el formado, antes no sabía muy bien como hacerlo y al final los panes pagaban mi ignorancia, quedando los pobres mas planos de lo que debieran…. pero gracias a un fantástico grupo del facebook y a montones de blogs en los que estoy estudiando, cada vez me sale mejor.
Bueno, si habéis hecho la masa madre que os mostré el otro día, ahora ha llegado el momento de utilizarla ;). Yo saqué de ella 200gr y los utilicé todos porque ya tengo una masa madre en la nevera (esa solo la hice para enseñaros) pero obviamente no será vuestro caso, así que tendréis que alimentarla con mas cantidad para poder coger esos 200gr y dejar algo para guardar en la nevera. O bien también podeis usar solamente 150gr, no pasa nada, el caso es que la uséis estando “activa” y que “guardéis” un poco para otro momento.
Ingredientes; 200gr de masa madre activa, 500gr de harina de fuerza, 300ml de agua y 10gr de sal.
Mezclamos muy bien todos los ingredientes, amasamos un poquito dentro de un bol y lo dejamos reposar durante media hora.
Yo lo hice en la panificadora, dejé que amasara 5 min y luego lo dejé reposar media hora dentro.
Después volví a ponerla amasar otros 5 min, dejé reposar 10 y otro amasado corto. La masa ya estaba muy lisa, con buena pinta, así que la saqué de la panificadora y la dejé en un bol untado de aceite.
En este momento habría que dejarla levar unas 4 horas, pero si no queremos pasarnos el día haciendo pan, lo que podemos hacer (y fue lo que hice) es dejarla levar en un lugar calido un par de horas y cuando esa fermentación ya ha comenzado lo metemos en la nevera hasta que tengamos tiempo de seguir (en mi caso era de noche y lo dejé en la nevera hasta que regresé del trabajo al día siguiente). A mediados de esta fermentación le podemos dar un par de plegados, yo lo hice en el momento de meterlo en la nevera.
Cuando ya esté levado (o si lo tenemos en la nevera, cuando ya tengamos tiempo) lo sacamos y le damos formar haciendo como una especie de hatillo para crear tensión en el pan y que no se desparrame. Lo dejamos “culo arriba” un un bol sobre un trapo de lino con bien de harina. Volvemos a dejarlo levar (en mi caso lo puse en el horno apagado con un bol de agua muy caliente debajo (la cocina estaba muy fría) y en hora y media el pan estaba listo.
Pasada esta segunda fermentación calentamos el horno a 230º con la bandeja dentro, le damos la vuelta al pan sobre un papel de hornear que tendremos sobre la tabla de cortar (la usaremos a modo de pala para el horno) le hacemos unos cortes al pan. Con el horno bien caliente y ayudándonos de la tabla, lanzamos el pan sobre la bandeja (resbalará el papel de horno y caera bien). Ponemos debajo un bol de agua.
Cocemos así durante 10 min pero pasado ese tiempo retiramos el bol de agua y bajamos el horno a 200-190 durante unos 50min.
Cuando la hogaza esté lista la dejamos enfriar sobre una rejilla (nunca deberíamos cortarlo en caliente).
Una fantástica cualidad que tiene este pan es que aguanta perfectamente unos días, solo tendremos que tener el cuidado de meterlo en una bolsa de tela o envolverlo en un trapo.
Es un pan increíble para hacer tostadas de todo tipo, ya nunca mas podréis coger esas barras “de mentira” en el supermercado.