Hoy me ha dado por rescatar una receta de pasta que improvisé un día y que quedó realmente buena.
Hacía ya un tiempo que tenía en casa un par de cosas que no había utilizado aún: un bote de cebollino deshidratado (comprado en Lidl en una de las campañas de comida asiática) y uno de jalapeño liofilizado (del Club del Gourmet de El Corte Inglés). Son de esas cosas que las compré cuando las vi, con la tranquilidad de que podría tenerlas en la recámara porque en algún momento surgiría la oportunidad de utilizarlas.
Y la oportunidad surgió en forma de salsa para pasta.
Paso a detallaros los ingredientes y la preparación.
Ingredientes para 3 personas:
- 250 gr de pasta. En este caso utilicé una que se llama algo así como “anillas de calamar”, pero se puede utilizar cualquier pasta de tamaño grande
- 300 gr de gambitas crudas peladas congeladas
- 200 ml de crema de leche para cocinar
- 2 quesitos en porciones
- un poco de queso parmesano rallado
- vino blanco
- jalapeño liofilizado
- cebollino deshidratado
- aceite, sal y agua
Preparación:
En una olla ponemos agua a hervir para la pasta. Esperamos a ponerle la sal a que esté ya hirviendo, ya que si la ponemos antes el agua tarda más en llegar a ebullición.
Habremos dejado antes las gambitas escurriendo el agua de la descongelación.
Mientras hierve la pasta nos ponemos con la salsa. Ponemos en una sartén un poco de aceite de oliva (más o menos una cucharada rasa) y, cuando esté caliente, añadimos las gambitas, que mantendremos en la sartén hasta que justo pierdan el color de crudo.
En este momento añadimos un chorrito de vino blanco, un puñadito de cebollino (una cucharada colmada) y unos pocos trocitos de jalapeño (conviene no pasarse, pican mucho una vez se han hidratado). Yo puse los que caben en una cucharita de café. Lo dejamos un minutito con el fuego fuerte y a continuación añadimos la crema de leche.
Cuando vuelva a tomar temperatura añadimos los quesitos y el queso rallado y mezclamos hasta que se disuelvan del todo.
Finalmente rectificaremos de sal y añadiremos un poco de pimienta blanca molida.
Escurrimos la pasta sin secarla del todo y la mezclamos con la salsa. Apagamos el fuego y lo preparamos para servirlo.
¡Que aproveche!