Aquí está la primera entrada de este blog, que destinaré principalmente a recetas de repostería, pero sin dejar completamente de lado las recetas de comida andaluza de mi madre y de mi abuela. Utilizaré también el blog como complemento de mi página de facebook:
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Después de varios días pensando en la idea de hornear algo nuevo únicamente para hacerlo protagonista de la primera entrada del blog, he decidido empezar con la publicación de recetas de mis primeros dulces, de todos los que han protagonizado las publicaciones de mi página de facebook.
Pero antes de comenzar con el desglose de ingredientes y de la preparación, os quiero hablar del origen de mi pasión por la repostería.
Todo comenzó de una forma totalmente inesperada. Era agosto y se acercaba el cumpleaños de mi prima Rocío. Hacía unos días había querido hornear el típico bizcocho de limón de toda la vida, que se hace con las medidas de los vasos de yogur. Mi madre siempre se ocupaba de hornearlo cuando mi antojo de comer dulces aparecía en mi estómago, martilleándolo hasta casi su destrucción. Debido a la casi probable explosión de locura que provocaría mi ingreso seguro en el manicomio más cercano, pedía a mi madre que horneara algún bizcocho, ya que debido a mi miedo al error y mi vaguedad no me permitían armarme de valor y meter las manos en la masa, nunca mejor dicho.
Así que aquel día apareció de nuevo mi antojo y, como mi madre padecía una de sus terribles migrañas, cogí la batidora por los cuernos y me pusé a mezclar ingredientes sin piedad, sin seguir ninguna pauta.
Y en casa encantó. Así que para el cumpleaños de Rocío, decidí hacer el mismo bizcocho y rellenarlo de chocolate. Pronto nació en mí el perfeccionismo del que hago gala en los estudios, ahora destinado a la repostería. Además, este iba acompañado del deseo de seguir aprendiendo y aprendiendo, hasta conseguir el nivel de perfección que emplea mi amiga e ídolo Chari, de Sevilla. Tras la visita que hice a Sevilla en Semana Santa unos meses atrás del cumpleaños de Rocío, la curiosidad y la inquietud por saber cómo había logrado hacer un pastel tan bueno como el que me regaló, también hizo mella en mi carácter. Aún así, cabe la posibilidad que mis inquietudes reposteras - vamos a llamarlas así - comenzasen cuando, aún un niño, me embargaba una enorme curiosidad de saber cómo sabría la tarta de moras que preparaba Blancanieves, sí, habéis leído bien. Años más tarde y después de visualizar 500 veces mi película preferida, mi familia y yo nos trasladamos a Sevilla y los pasteles de allí saciaban casi por completo mi goloso apetito.
Bueno, que me enrollo, vuelvo al cumpleaños de Rocío. El pastel encantó, pero desafortunadamente no tengo ninguna foto que mostraros. Más tarde, en Octubre, hice otro pastel para el cumpleaños de mi primo pequeño Darío y la ilusión que vi en sus ojos cuando contemplaba el pastel que con tanto cariño le había regalado, me animó a ordenarme voluntario para la creación de mi primera tanto fondant, que aparecerá en otro post, y de la Mona también en "fontant" de mi otra de mis primos, Lucía (típico pastel que los padrinos regalan en Cataluña a sus ahijados el día de Pascua). Antes de esto, en Diciembre decidí sorprender a mi prima Noelia por su 19 cumpleaños con el pastel protagonista de este post.
Bueno, después de este derroche de prosa, voy a ello, a la receta del Victoria Sponge Cake con nata (crema de leche) y frutas del bosque.
Ahí va la receta:
INGREDIENTES PARA EL BIZCOCHO
200 gramos de "icing sugar" * o azúcar glass (en su defecto)
200 gramos de mantequilla en punto pomada
(se deja fuera de la nevera hasta que al tocarla con el dedo índice se hunda ligeramente)
4 huevos M o 3 L a temperatura ambiente *2
1 cucharadita de levadura en polvo
2 cucharaditas de leche o agua a temperatura ambiente.
UTENSILIOS
Preferiblemente 2 moldes de 20 cm de diámetro, pero no os preocupéis si solo disponéis de un molde y, además, este tiene una medida diferente. En este caso, podéis hornear toda la masa de una vez, aunque no os subirá tanto.
PREPARACIÓN
Mientras se prepara la masa, precalentar el horno a 180 º con fuego arriba y abajo durante unos 10 minutos.
Se bate el azúcar con la mantequilla hasta conseguir una masa esponjosa. Se añaden los huevos de uno en uno, hasta que el anterior se haya incorporado totalmente a la mezcla de mantequilla.
A parte, se tamiza la harina junto a la levadura con un colador y se incorporan a la mezcla. Se pueden añadir aquí las cucharaditas de leche, en caso de que la mezcla haya quedado muy seca.
Dividir la masa en los moldes y alisar su superficie con una espátula.
Colocar los pasteles en los moldes y esperar unos 25 o 30 minutos (dependiendo de si la masa se ha horneado en 2 moldes o solo en 1).
Pinchar la masa con un palillo. Si este ya esta limpio, el bizcocho ya estará listo. Si no es así, prolongar el horneado el tiempo suficiente hasta que el truco del palillo surja efecto.
-> Al sacar el bizcocho (o bizcochos) del horno, esperar 15 minutos o hasta que el molde esté templado al tacto y desmoldar sobre una rejilla hasta que el bizcocho se enfríe completamente. Podéis utilizar una rejilla de repostería preparada para tal uso o la rejilla del horno.
PARA EL RELLENO Y LA COBERTURA
500 ml de nata (crema de leche) para montar.
Mermelada de frambuesa.
1 bolsita de frutas del bosque congeladas.
Montar la nata (crema de leche) con una batidora de varillas eléctrica o, en su defecto, manual, hasta que las varillas se marquen en la nata (crema de leche).
Partir el bizcocho por la mitad con un cuchillo de sierra y cubrir la primera capa con mermelada de frambuesa.
Colocar nata (crema de leche) encima de la mermelada y el segundo piso de bizcocho.
Cubrir la parte superior de la tarta y sus laterales con el resto de la nata (crema de leche) y decorar con frutas del bosque.
*1: el "Icing Sugar" es un tipo de azúcar de procedencia inglesa más fino que el azúcar glass convencional. Se puede encontrar en tiendas de repostería especializadas. Por ejemplo, en Terrassa (Barcelona) podéis encontrarlo en la tienda Milar Paloma.
*2: es importante que los ingredientes empleados en la preparación del bizcocho estén a temperatura ambiente para que la masa adquiera una textura idónea para un correcto horneado.
Y ahora me voy a hornear, antes de que mi apetito repostero destruya la poca cordura que me queda.
PD: si tenéis alguna pregunta no dudéis en formularla en forma de comentario.
¡Hasta otra!