Hojeando viejas revistas de cocina, aparecieron algunas recetas que me resultaron atractivas, tanto de dulces como de salado y esta que os traigo hoy fue la primera que apunté. La receta original no lleva jamón ni queso, pero me pareció interesante añadirlo para hacerla más jugosa.
El resultado final, es algo así, como un flamenquín casero, pero con un rebozado de kikos, que lo hace más crujiente y con un sabor especial.
Es una receta ideal para los niños y para los no tan niños (yo me he comido dos), se hace muy pronto incluso cortado en rodajas puede ser un aperitivo estupendo.
INGREDIENTES:
50 gr de kikos
Filetes de pechuga de pollo cortado fino.
Pechuga de pavo o jamón cocido (uno por filete de pechuga)
Lonchas de queso Havarti (una por filete)
1 huevo batido.
PREPARACIÓN:
Primero trituramos los kikos en la thermomix, unos 5 segundos a velocidad 5-7. Que nos quede como polvo grueso.
Cogemos un filete de pollo sazonamos con pimienta y le ponemos una loncha de jamón y una de queso encima.
Hacemos un rulo y enrollamos. Sujetamos con dos palillos.
Pasamos por el huevo batido y por los kikos triturados.
Freímos en abundante aceite caliente y dejamos escurrir sobre papel absorbente.
Trituramos los kikos. Para esto la thermomix, va genial, pero con una picadora, o dentro de una bolsa y golpear con un rodillo.
Unos segundos y listo. Reservamos.
Sobre un filete de pechuga de pollo de los finos (yo los compro en Mercadona), ponemos una loncha de pechuga de pavo o jamón cocido y una loncha de queso Havarti o cualquier otro que se funda. Procuramos acoplar las lonchas para que no sobresalgan por fuera de la pechuga.
Hacemos un rulo. Se me olvidó, sazonamos con pimienta pero no con sal, que los kikos ya tienen.
Lo cerramos poniendo dos palillos.
Y procedemos a rebozar. Pasamos por huevo batido
Y ahora por los kikos. Sed generosos aquí.
Los freímos en aceite muy caliente.
Los dejamos sobre papel absorbente un rato, que escurra el aceite.
Ya tenemos nuestro rollito de pollo con kikos.
En rodajitas con medio tomatito cherry son un aperitivo genial.
Ya lo dicen ellos mismos: ¡Cómeme!
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