Hoy hago un alto en el camino de mis merecidas vacaciones para enseñados la tarta que le he hecho a mi suegro Lucas por su 70 cumpleaños. Pero sssshhhhhh que aún no la ha visto, lo hará mañana, así que no digáis nada ¿eh? Y es que tengo mucho que agradecer a este hombre que como persona no tiene comparación, pero como ebanista desde los 14 años en que empezó como aprendiz esas manos han hecho maravillas. Este hombre que vale para todo, porque además te pone un suelo de parqué, te arregla un grifo, te mueve una pared, cambia una ventana, hace una barbacoa, o una máquina para partir almendras. Si hubiera nacido en el Renacimiento hubiera sido Leonardo Da Vinci, y no es amor de nuera, es que lo vale.
Así que esta entrada va dedicada a un ebanista que vale un potosí, Lucas, espero que te guste mucho esta tarta que está hecha con mucho cariño. Y le recuerde esa profesión que tantas satisfacciones le ha dado.
Como sigo de vacaciones me vais a permitir que no ponga esta vez el paso a paso, actualizaré la entrada más adelante y os lo enseñaré. Hoy sólo os dejo estas fotos.
Llevaba tiempo sin hacer tartas de fondant, creo que me he despachado a gusto ¿no?
Un apunte, el bizcocho está hecho de café y nueces y la buttercream de café y Tía María. Como mi suegro es diabético, obviamente no va a comerse el fondant. Como curiosidad os diré que he utilizado azúcares de última generación que dan textura a la buttercream pero la mitad de dulzor y calorías. He descubierto y probado la Palatinosa y un azúcar glas de la marca Dayelet con la mitad de calorías. Que para un diabético, es mucho. Tampoco es que sea una tarta de diario pero para una ocasión especial puede comerse.
No podía faltar un formón de la marca Palmera en una tarta para un ebanista.
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