Crujiente, crujiente. Y podría ser un buen regalo de San Valentín: para regalárselo a tu amor, a tus amigos o para ti misma (Porque uno tiene que quererse y consentirse).
De esta receta me enamoraron dos cosas: usa ingredientes muy sencillos, que seguramente tendrás a mano y el resultado es fantástico y diferente.
No es una tarta común, esta se mete por los ojos: vamos que es un flechazo.
No sé que efecto produzca en vosotros, pero yo viajé al pasado, a aquellas galletas que nos compraba mi abuela. ¡Es maravilloso el poder que tiene la memoria gustativa!
Venga vamos a cocinar.
Ingredientes
Para la masa
250 gr de harina
130 gr de azúcar
3 cucharadas de azúcar avainillado
100 gr de copos de avena
200 gr de mantequilla
1 huevo
2 cucharadas de leche
1 pizca de sal
Para el relleno
Mermelada de fresa
1 tableta de chocolate
Preparación
Para preparar la masa, vamos a mezclar primero todos los ingredientes secos: harina, azúcar, azúcar avainillada, avena, y sal. Luego agregamos la mantequilla, el huevo y la leche. Mezclamos muy, muy bien hasta obtener una masa homogénea.
Haz una bola con la harina y envuélvela en papel film. Lleva a la nevera por 30 minutos.
Mientras esperamos, podemos ir lavando los cacharros y untando con mantequilla un molde redondo. Llega el momento de precalentar el horno a 180 grados. ¿A que siempre se te olvida al momento de hacer una receta? Bueno, al menos a mí me ocurre a menudo.
Pasados los 30 minutos, vas a reservar 1/3 de la masa y el restante lo vas a extender sobre la base del molde.
Dos cosas muy importantes que tienes que hacer son: presionar bien la masa para que compacte y tratar de que quede uniforme en cuanto al grosor. Una vez extendida sobre la base y sobre las paredes del molde, toma un tenedor y pínchala varias veces.
El relleno es tan sencillo como: cubrir con la mermelada la base de la tarta.
Ahora, toma todas tus energías y desahógate partiendo la tabla de chocolate contra el borde de la mesa hasta que se pique en pedazos pequeños. (Es una buena terapia, en serio)
Distribuye los trozos de chocolate, a tu gusto.
Con 1/3 de masa que reservamos, vamos a hacer migajas que esparciremos por encima.
Y listo, lo llevamos al horno por 45 minutos. El resultado: crunchy por fuera, suavecita por dentro.
La próxima semana publicaré más ideas comestibles para San Valentín. Porque el amor entra por el estómago, al menos en esta familia.
Esta torta con ese efecto crunchy se ve tan profesional, y es tan fácil de hacer. ¿Alguna vez han hecho tartas así: convirtiendo la masa en migajas?
¿Qué otros rellenos podríamos usar? Se me ocurre plátano/cambur y nutella, sólo frutas como fresas, frutos rojos, o incluso podríamos experimentar con una mezcla salada con queso crema.