Si quieres probar la auténtica tarta de zanahoria que se puede degustar en una de las pastelerías más importantes de Nueva York, sin moverte de tu casa, ¡ésta es tu receta!
La he encontrado en el libro que publicaron hace 14 años con las recetas de sus productos y que se puede adquirir aquí.
Nunca había hecho esta tarta pero una compañera de clase de máster me dijo que le encantan todos los bizcochos y tartas hechos con ese ingrediente. Así que, sin pensármelo dos veces, comencé a investigar hasta que dí con esta receta tan "delicatessen". El bizcocho es tan esponjoso que hay que dejarlo enfriar muy bien antes de decorarlo y comerlo porque, si no, se desmiga.
¿Sabías que las zanahorias no siempre han sido naranjas? ¿Y que comer zanahorias para tener mejor vista es un mito?
Se utilizan para uso doméstico desde el año 3000 a.C, aproximadamente y, en su origen, eran de color púrpura oscuro por fuera y amarillas por dentro.
Cuando los comerciantes árabes extendieron la semilla por Asia, África y Arabia, surgieron variedades con distintos tonos de púrpura, amarillo, blanco e incluso verdes.
En la Antigua Grecia y en Roma se usaba con fines medicinales porque la consideraban un potente afrodisíaco.
En el S. XVI los holandeses investigaron para mejorar la especie produciendo cuatro variedades cuyos descendientes son las que consumimos actualmente. Existe el mito de que la primera zanahoria naranja fue un cruce entre variedades rojas y amarillas realizado por los holandeses para honrar a la Casa Real de Orange, pero en textos del siglo VI son representadas de color naranja. Lo más probable es que simplemente seleccionaran las variedades de ese color
En la actualidad se está recuperando el cultivo de zanahorias de diferentes colores, quizás para conseguir platos más llamativos.
El color naranja se lo proporciona el caroteno. Cuanto más intenso y oscuro sea su color, más cantidad de caroteno tienen.
Las zanahorias son una importante fuente de hidratos de carbono, vitaminas A, B, E, y también, aunque en menor medida, de fósforo, magnesio, calcio y yodo.
¿Cuántas veces hemos oído o dicho: "comer zanahoria es bueno para la vista"? Es verdad hasta cierto punto pero, si comemos muchas zanahorias, lo que realmente conseguiremos es que nuestra piel adquiera tono naranja. Por eso se recomiendan para mejorar el bronceado.
Este mito de la vista proviene de un secreto militar. Durante la Segunda Guerra Mundial, el capitán John Cunningham dirigía su escuadrón 604 por la noche y empleaban un sistema recién desarrollado de radar por aire. Como el dispositivo era "secreto militar", el Gobierno británico difundió el rumor de que Cunningham era capaz de ver en la oscuridad y acabó ganándose el apodo de "ojos de gato Cunningham".
Los alemanes probablemente no se tragaran el bulo pero, sin duda, ayudó a que los niños ingleses comieran de mejor grado la única hortaliza disponible en las islas durante la guerra.
Nota: Gran parte de esta información histórica la he extraído del blog "Directo al Paladar"
Ingredientes:
Para el bizcocho:
2 y 1/2 tazas de harina de fuerza
340 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
1 cta. de levadura Royal (levadura química)
1 cta. de bicarbonato sódico
1 cta. de canela en polvo
2 ctas. de extracto de vainilla líquida
1/2 taza de zumo de zanahoria (la receta original utiliza zumo de manzana pero yo usé de zanahoria para intensificar el sabor del ingrediente principal)
4 zanahorias grandes ralladas
75 ml de nata (crema de leche) líquida para repostería
1 taza de azúcar moreno. Yo he usado azúcar de caña integral. Le podéis comprar en herbolarios.
1 taza de azúcar blanca
3 huevos grandes a temperatura ambiente
Un poquito de mantequilla fundida para engrasar los moldesPara el buttercream o cobertura:
115 gr. de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
450 gr. de queso crema Philadelphia o de ese estilo
5 tazas de azúcar glass
1 y 1/2 cta. de extracto de vainilla líquidaConsejo: siempre hay que tener todos los ingredientes preparados pero en esta receta, es especialmente importante porque lleva muchos.
Preparación:
Bizcocho:
Precalentar el horno a 180ºC. Engrasar con un poco de mantequilla fundida dos moldes de 20 cm de diámetro. Yo he usado con fondo desmoldable y les he puesto papel vegetal en la base para poder despegar el bizcocho sin que se rompa.
Mezclar y tamizar la harina, el bicarbonato, la canela y la levadura. Reservar.
Batir la mantequilla a temperatura ambiente un minuto e ir añadiendo, sin dejar de batir y poco a poco, el azúcar moreno y el blanco. Batir muy bien hasta que la mezcla tenga consistencia cremosa.
Añadir los huevos a temperatura ambiente, uno a uno batiendo después de cada incorporación y no echar el siguiente hasta que el anterior esté bien integrado. Bajamos la velocidad de la batidora al mínimo y añadimos el extracto de vainilla, sin dejar de batir.
Añadimos una tercera parte de mezcla de harina y batimos más rápido hasta que esté bien mezclada.
Bajamos la velocidad (para que no nos salpique el zumo) y añadimos la mitad del zumo. Mezclamos bien.
Añadimos otro tercio de harina y el resto del zumo. Batimos a baja velocidad unos segundos y a continuación la subimos para mezclar todo bien.
Bajamos la velocidad y añadimos el resto de harina.
NOTA: Hay que batir muy bien durante todo este proceso.
Paramos la batidora, añadimos la nata (crema de leche) líquida, la zanahoria rallada y mezclamos con la espátula o con una cuchara de madera.
Vertemos esta mezcla en los dos moldes que teníamos previamente engrasados.
Llevamos al horno precalentado, sin aire, con calor arriba y abajo y la parrilla situada en el centro del horno 45 ó 50 minutos, dependerá de cada horno. Vigílalo a partir de los 40 minutos pinchando los bizcochos con un palillo de brocheta. Si sale limpio, están listos. Sacar del horno. Dejar reposar los moldes encima de una rejilla y esperar 15 minutos a que enfríen bastante (aunque no del todo) para desmoldarlos.
Una vez fríos, envolverlos en papel de plástico para protegerlos y meterlos a la nevera dos o tres horas para que adquieran consistencia.
Buttercream:
Verter en la batidora la mantequilla a temperatura ambiente y el queso bien frío. Batir muy bien.
Añadir poco a poco el azúcar glass y, cuando esté bien batido, bajamos la velocidad al mínimo y añadimos el extracto de vainilla. Subimos la velocidad y batimos muy bien hasta que quede una buttercream espesa.
Sacamos los bizcochos de la nevera y retiramos el plástico. Ponemos uno de ellos sobre una base para tarta o directamente en el plato en el que quiera decorar la tarta. Echamos la tercera parte de buttercream sobre el bizcocho y sobre ésta el segundo bizcocho. Cubrimos con el resto de buttercream y decoramos a nuestro gusto.
Yo he hecho dos presentaciones. Unas individuales para tomar el té, o el café y otra tamaño tarta de celebración para ocasiones especiales.
Si quieres que resulte menos calórico o lo quieres para desayunar, entonces haz sólo el bizcocho y no lo enfríes en la nevera. Te quedará tierno y delicioso.
Esta receta os va a "enganchar" en cualquiera de sus tres versiones: bizcocho solateras para desayuno, tartitas individuales para merienda o tarta para celebraciones.