Una vez más estamos aquí con nuestro reto para ayudar a todo el mundo a crear una fiesta temática en la que los cuentos sean los protagonistas, pero no los cuentos modernos, con personajes televisivos, sino esos cuentos antiguos y clásicos que nos transportan a nuestra niñez y de los que cada día aprendemos más.
Esta vez, el turno le ha tocado a Aladino y la lámpara maravillosa. Nuestra amiga Rocío de El Rincón de Glas, fue la ganadora del reto anterior dedicado a El Mago de Oz, y eligió este nuevo cuento como temática para nuestro encuentro.
Por supuesto, este cuento ha llegado a alcanzar gran notoriedad gracias a la mano de Disney pero tenemos que recordar, que es una de las funciones del reto, que este cuento pertenece a las famosas historias sirias de Las mil y una noches, recopilación árabe de cuentos tradicionales de Oriente Medio, en el que un cuento marco sirve de hilo conductor para las sucesivas historias. Aparte de Aladino, otras famosas historias son Simbad el Marino y Ali-Babá y los cuarenta ladrones.
Aladino es un joven pobre que es reclutado por un brujo malvado para que le ayude a conseguir una lámpara maravillosa que se encuentra en una cueva mágica que apresa a quien entra en ella. Aladino es traicionado por el brujo pero él se queda con la lámpara maravillosa y descubre que tiene un genio que cumple los deseos de aquellos que la posean. Aladino se hace rico y se casa con la princesa Badrulbudur (un nombre muy diferente al de Jazmine de la nueva versión ¿no os parece? Es que ese nombre creo que es bastante difícil de pronunciar). El brujo vuelve y engañando a la princesa, se hace de nuevo con la lámpara y esta vez, se lleva a la princesa. Pero Aladino, gracias a un anillo que olvidó el brujo y que también posee un genio, es capaz de rescatar a su esposa y a la lámpara de nuevo.
Como en muchos de otros cuentos de estas historias, Aladino y los demás personajes no son de origen árabe sino del Lejano Oriente, y aunque la historia se sitúa en China, el ambiente es totalmente musulmán.
Estas galletas son las típicas de mantequilla y limón, pinchad la imagen de arriba e iréis a la receta, y están pintadas a mano sobre glasa. Como hemos dicho en otras ocasiones, normalmente, se pinta encima de la glasa con alcohol disuelto en un poco de agua, pero esta vez, he pintado sólo con agua. Recordad que antes de pintar sobre la glasa, ésta tiene que estar completamente seca y el secado puede durar unos días dependiendo del tiempo. A mí me gusta dejarlas entre 1-2 días completos para asegurarme. Cogemos un pincel fino, colorantes alimentarios (los míos son de Wilton), el agua y ¡¡a pintar!!
Espero que os haya gustado y podéis ver las propuestas de mis compis pinchando en el logo.
Y si os apetece participar, sólo tenéis que mandar un email a patriciablanco@ono.com y pronto nos veremos por aquí.