INGREDIENTES (4 personas)
4 patatas medianas
2-3 zanahorias
1 lata de guisantes
1 lata de maíz dulce
2 latas de atún al natural
2 huevos duros
Aceitunas verdes
Mayonesa (un huevo, aceite suave, sal y limón)
Sal y perejil
Duración: 30-40 minutos.
En un cazo con agua y poco de sal vamos cociendo los huevos (que deberán estar a temperatura ambiente, para que no se rompan con el hervor) durante 10 minutos. Se pasan por agua fría y se reservan.
Por otro lado hay que ir cociendo las patatas y las zanahorias. Lo normal es hervirlas con piel hasta que estén casi tiernas (para la ensaladilla deben tener una textura algo dura, con el fin de que no se desmenucen y queden los cuadraditos firmes), pero como yo tenía algo de prisa y de hambre, las hice al vapor. Para ello hay que poner una cazuela con agua (medio litro o algo así) al fuego, se pelan las patatas y las zanahorias y se cortan en cuadrados. Se disponen en una vaporera y se dejan hacer hasta que estén con la textura idónea. Se pasan por agua fría, se secan bien y se ponen en un bol grande o ensaladera.
Se hace la mayonesa: un huevo, sal, un chorrito de limón o vinagre y vamos batiendo y echando el aceite suave en un hilillo hasta que se haga. Listo.
Ya sólo toca ir mezclando el resto de ingredientes. La ensaladilla acepta casi todo lo que pulule por vuestras despensas, así que no hay límites a la hora de rellenar el plato. Los que acechaban por mi cocina eran: atún, guisantes, maíz y aceitunas. Se mezcla todo bien con unas dos o tres cucharadas de mayonesa y se decora con un poco más.
Por último se sacan unas lonchas de huevo duro, se espolvorea un poco de perejil por encima y la madre Rusia ya está en la mesa. X?????? ???????!! O sea, buen apetito...
Película ideal para degustar este plato
NINOTCHKA
("Ninothcka" de Ernst Lubistch - 1939)
La ensaladilla rusa es una receta, efectivamente, rusa. Pero en cada casa el relleno siempre ha ido variando según los gustos y existencias de cada una. Dicho de otro modo, le hemos dado una visión propia a un elemento soviético. Y he aquí donde surge nuestra preciada comparación: "Ninotchka". Una obra colosal que alude o ironiza sobre el status comunista y su relación con el más glamuroso y sofisticado capitalismo francés. Esta pieza cómica corre a cargo del talento de Ernst Lubistch (creador de monumentos como "Ser o no ser", por ejemplo) y nos habla de la historia de amor entre la fría y calculadora espía rusa (la Garbo) y un refinado monsieur parisino (Melvin Douglas). En el entresijo de su choque cultural, económico e ideológico, se mezclan tres comisarios, fieles al espíritu soviet a más no poder, que acaban sucumbiendo a largas piernas y elegantes sombreros. Nuestra ensaladilla se erige como un bloque sólido (representando al totalitario régimen estalinista) lleno de ingredientes o personajes que adolecen por salir, y por una cubierta de mayonesa - fina y suculenta, como la brillante París - que se posa sobre ellos y les hace fantasear sobre una vida más allá de la amenazadora Siberia. La historia de amor se envuelve del mismo modo en este aura tentador, de grandes aromas, de sabores que se complementan aún sin saberlo. Esos claros elementos de la Rusia de los 30: patata, zanahoria, guisantes... descubren que la mezcla con el atún, maíz y aceitunas supone un cambio vital. Algo que se niegan a ver, que se resisten a creer, pero que irremediablemente les conduce a la claudicación. Es una fusión, como la película, irónicamente perfecta. Ya sólo nos queda coronar con tres sombreros (o tres rodajas de huevo duro) la cima para darle nuestro particular "toque Lubistch" y dibujar en el plato lo que se nos antoja una sonrisa. Que para algo en "Nintochka", la Garbo ríe...