Vuelve a tocar el turno de que empresarios y empresas rindan cuentas a las arcas estatales y ahí estoy yo afinando al máximo para que no se escape nada y que ninguno de mis clientes sea agraciado con una (nunca grata) cita con la AEAT.
Cuando el día 20 arranque su hoja del calendario caeré en la cuenta de lo mucho que se han acortado las tardes y lo poco consciente que he sido de ello, ensimismada en mis papeles y mis cálculos.
Confío en que pronto los días se tornen más frescos y además de no tener el consabido desbarajuste en los armarios (mi casa es un caos, con toda la ropa puesta a disposición) tengamos esa sensación de tiempo otoñal que tanto me gusta y por las tardes comience a saludarme por el camino de vuelta a casa el olor de chimeneas recién encendidas (que luego no me gusta tanto si se queda impregnado en el pelo o en la ropa)
Este año, desde que he vuelto a repostear tras el parón estival, hay un claro y único protagonista en mi repostería: la manzana.
Cada semana, desde principios de septiembre, mi padre me repite que me lleve manzanas, que hay muchas manzanas, que se van a poner malas las manzanas...
Manzanas, manzanas, manzanas...
Es la única palabreja que resuena en mi cabeza.
Creo que nunca he cocinado tantos postres con ella ¡y los que vendrán! porque creo que áun quedan bastantes.
La lista de recetas pendientes con manzanas va engrosando en mis borradores y aunque estrené la temporada con estas maravillosas natillas de manzana fruto del pasado otoño y no me gusta repetir ingrediente principal en tan corto espacio de tiempo la tarta que os traigo hoy tenía que llegar al blog cuanto antes.
Está recién horneada. Concretamente el pasado sábado noche salió de mi horno y en cuanto la vi supe que tenía que ser la receta de esta semana.
Ni qué decir tiene que estoy como una loca (os aseguro que roza lo obsesivo) tirando de recetas que tenía en pendientes y buscando ideas en internet con las que dar salida a todas las manzanas que se han recolectado.
No creáis que sólo la uso en postres. Lara lleva manzanas para el recreo al menos dos veces en semana y varias tardes meriendan las dos manzanas.
Cada noche mi postre son las manzanas, eso si no pasan a ser la cena completa.
Y aún así ahí están las manzanas que parece que sólo yo tengo que consumir porque válgame el cielo si mi padre se come una manzana y a mi marido resulta que estas manzanas no son las que le gustan (ni estas ni ningunas, porque amigo de la fruta, lo que se dice amigo, quitando los plátanos verdes, poca le veo consumir)
Por encontrar encuentro mil postres, pero claro, un postre que use dos manzanas me saca de pocos apuros, así que ahí estoy yo cogiendo ideas y montando mis propios postres como suelo hacer casi siempre.
De esta manera fui a dar con la tarta de manzana de la abuela de la que hay mil versiones (como no podía ser de otro modo) y de la que yo no había oído hablar en la vida.
Me resultó muy curioso que hubiera versiones que quedan más tipo flan o pudin, y que trituran casi todas las manzanas y otras que ponen las manzanas en trozos con un resultado final más parecido a una tarta.
Así que yo cogí ambas versiones y las fusioné poniendo muchas manzanas en la mezcla y muchas manzanas en trozos. Y canela. Que no falte la canela acompañando a la manzana.
Y he resultado ha sido brutal.
Tanto me ha gustado, que tal y como os he adelantado ha sido hornearla y publicarla. Sin más preámbulos.
Que no quiero que digáis que postres así no se pueden dejar en borradores durante un año.
Además tenemos la fortuna de disfrutar de manzanas todo el año en la frutería así que este postre no queda limitado a una temporada y os aseguro que será bien recibido lo hagáis cuando lo hagáis.
Si encima os cuento que la máxima dificultad que tiene es pelar las manzanas y partirlas creo que os termino de convencer.
Porque se prepara con ingredientes de andar por casa (leche, azúcar, huevos, harina...) y sólo se necesitan una batidora y un bol para hacerla.
¡Imposible pedir más!
Creo que es un postre que no necesita de nada para lucir bonito. Ni un brochazo con mermelada para que brille, ni una llovizna de azúcar, ni una costra de azúcar y canela...
Para mí brilla con luz propia, con ese bonito dorado, con los trozos de manzana y ese aire tan rústico y sencillo que tantísimo me gusta en los postres.
Queda muy cremosa y las fotos las hice sin pasar por el frigorífico, que siempre hace que gane en consistencia.
La horneé el sábado por la noche, la dejé en el horno y a la mañana siguiente le hice las fotos. Es mi nuevo orden. A ver lo que dura.
Ni qué decir tiene que fue el postre de la comida del domingo y que tuvo bastante éxito, incluso entre las peques.
Tiene un cierto sabor acaramelado que es toda una locura y sorprende lo fácil y rápido que es de preparar y lo vistosa que queda.
Es una de las mejores tartas de manzana que he comido y a buen seguro volverá a mis fogones.
Espero que estéis convencidos y os animéis con ella porque creo que os va a encantar. Si alguien se anima espero que me cuente.
¿Compartimos un trozo?
Ingredientes:
* 250 ml de leche
* 80 gramos de mantequilla
* 120 gramos de azúcar
* 2 huevos
* 1 cucharadita de bicarbonato
* 1 cucharadita de canela en polvo
* 120 gramos de harina
* 7 manzanas
* Mantequilla para pincelar el molde
Elaboración:
1. En un bol amplio ponemos todos los ingredientes junto con tres manzanas peladas, sin el corazón y partidas en trozos y trituramos con la batidora hasta obtener una mezcla sin grumos. Reservamos.
2. Pelamos las cuatro manzanas restantes, les quitamos el corazón y las partimos en láminas, como si fuesen patatas para una tortilla.
3. Las añadimos a la masa y repartimos bien.
4. Pincelamos nuestro molde con mantequilla (el mío es de 28 centímetros de diámetro y unos 4 centímetros de profundo y ha venido justo) y vertemos la mezcla. Repartimos bien los trozos de manzana para que tenga un aspecto bonito.
5. Introducimos en el horno precalentado a 180º C y horneamos durante 60 minutos.
6. Apagamos el horno y dejamos enfriar por completo con la puerta entreabierta.
7. Una vez frío tapamos con film transparente y guardamos en la nevera.
Como podéis comprobar es una tarta muy fácil y rápida de hacer. Apta hasta para los más novatos en la cocina.
Espero que os haya gustado y que la llevéis a vuestra mesa ¡no os va a defraudar!
Rauda y veloz me despido esta semana para volver a mis obligaciones tributarias. Estoy desaparecida de vuestras cocinas, pero volveré a buen seguro la semana próxima ¡si no hago un hueco antes! ¡Espero que sepáis perdonármelo!
Nos leemos el jueves próximo ¡sed felices!
Manos a la masa y ¡bon appétit!