Qué buen postre traigo hoy, arroz con leche, todo un clásico que siempre gusta a todos y si es muy cremoso para que seguir hablando. Os enseño otra forma de hacerlo que requiere, entre otras, paciencia . Además, lleva un chorreoncito de anís y como opción una capa de azúcar crujiente tostada (última foto).
125 g de arroz redondo
125 g de azúcar
1 litro de leche entera (fresca mucho mejor)
100 ml de agua
25 g de mantequilla sin sal
Una ramita de canela
Un poco de canela en polvo
Un trozo de piel de limón
Una cucharada de anís
Soplete de cocina
Calentamos el agua y la leche en cazos distintos, el cazo grande para el agua, ya que ahí es donde mezclaremos todo luego. Cuando el agua empieza a hervir incorporamos el arroz.
En un par de minutos añadimos la leche caliente, la canela, la piel de limón, la mantequilla, y el azúcar Durante dos horas a fuego medio-bajo removemos continuamente.
Pasadas las dos horas, la leche ha reducido y el arroz ha absorbido mucho, la foto no hace justicia de la cremosidad que tiene la mezcla. Apartamos del fuego y retiramos la canela y la corteza de limón.
En Asturias es típico darle un toque de anís, no más de una cucharada, de modo que la agregamos al arroz y removemos durante un minuto. En un plato ponemos azúcar y un poco de canela en polvo y mezclamos.
Con ayuda del soplete, quemamos el azúcar hasta que cristalice. Otra opción es hornearlo con la opción de gratinar a máxima potencia unos minutos.
Al comerlo se quiebra y tiene este aspecto. Si os gustó, uniros a mi blog Con Arte y Paciencia.