Es la receta de mi madre tal cual, ni un pequeño cambio le he hecho. Porque cuando algo es perfecto, no se puede mejorar.
100 gr. bacalao desmigado 5 ajos Una ramita de perejil fresco (no vale el seco, que no aporta nada de sabor) 120 gr. de harina (aprox.) 1 vaso y 1/2 de agua templada Un pelín de colorante alimenticio (azafrán) 1/2 sobre de levadura en polvo Aceite de oliva para freir
El bacalao si lo compramos en salazón habrá que ponerlo en remojo en la víspera, o al menos unas 5 o 6 horas antes. Si es un lomo, mejor en la víspera.
Desmigamos el bacalao, asegurandonos que ya no está tan salado!!. Picamos los ajos muy picadito, y el perejil también.
En un bol, ponemos la harina y deshacemos los grumos, y sin dejar de remover con unas varillas vamos echando el agua templada.
Añadimos el resto de ingredientes excepto la levadura. No queremos una masa, tiene que ser espesa pero que se pueda coger a cucharadas. Si está muy liquida o muy espesa, rectificamos de harina o agua.
Una vez hecha la masa, añadimos la levadura y dejamos reposar una media hora.
Ponemos el aceite calentar a temperatura media-alta, y vamos echando la masa a cucharadas (cada cucharada será un buñelo, por lo que tiene que ser una cuchara de sopa, ni muy grande ni muy pequeña).
Vamos echando de uno en uno, sin dejar que se toquen, para que no se peguen. Vamos dando la vuelta hasta que estén doraditos.
Si vemos que no se inflan demasiado es que está muy liquida la masa, añadimos un pelin de harina y si acaso una pizca más de levadura
Escurrir en papel absorbente, cambiando el papel a menudo.
Servir acompañado de miel de caña.