Aunque actualmente los plátanos se cultivan en muchos lugares del mundo (y como tenemos que decir los españoles, los de Canarias son los mejores que podemos y debemos consumir en nuestro país), ésta fruta es autóctona del Sudeste Asiático.
"Un árbol frutal extraordinario", los árabes y los griegos definían con esta halagadora frase al plátano, cuyas propiedades beneficiosas para la salud se conocen desde hace miles de años.
En la India recibía el nombre de ?la fruta de los sabios?, ya que, según una antigua leyenda, los más insignes pensadores hindúes meditaban bajo su sombra mientras comían de su fruto, símbolo de fecundidad y prosperidad.
El plátano no es sólo de una de las frutas más consumidas en el mundo entero, sino también una de las más sanas.
Una vez descubierta América, los españoles y portugueses la llevaron al Caribe.
Los plátanos en Asia, se consumen frescos y secos, cocidos al vapor, hervidos, asados, fritos y rebozados (éstos últimos en una masa preparada con harina de arroz). Las hojas de éste arbusto, llamadas hojas de banano, sirven para envolver el pescado, el arroz e incluso cualquier otro alimento bien hecho a la parrilla, al horno o cocinado al vapor.
¿Saben que hay treinta variedades diferentes que crecen en Asia e Indonesia?
Personalmente, el más pequeño, es el que a mí más me gusta, el más dulce y delicioso, el plátano enano y que pude disfrutar en mis dos viajes a Thailandia, difícilmente se pueden encontrar en nuestro país,
por lo que para realizar ésta receta debo usar los autóctonos, los de Canarias, los cuales deben estar en su punto, no verdes, ni demasiado maduros.
¿Cómo prepararlos?
Ingredientes:
Plátano cortado en trozos pequeños, 125 gramos de harina (en ésta ocasión de trigo, he usado bizcochona, un huevo, una cucharadita pequeña (de café) de sal, una cucharada pequeña de levadura y aceite de girasol.
Los pasos a seguir:
En un cuenco echar la harina, la sal, la levadura y el agua, mezclando de forma que quede una masa homogénea y espesa. Dejarla reposar unos quince minutos.
Echar los trozos de plátano dentro de la masa que queden sumergidos en ella, bien rebozados.
Calentar en una sartén abundante aceite y con una cuchara ir cogiendo los trozos de plátano y masa, uno a uno ir introduciéndolos en el aceite y freírlos hasta que queden bien dorados.
Sacarlos de forma que queden bien escurridos.
Depositarlos en un papel de cocina para que absorban el aceite restante.
Servirlos regándolos generosamente con miel?.